Menores en la red

Cada vez nos mostramos más preocupados por la información que comparten nuestros adolescentes en las redes sociales y en diferentes aplicaciones de mensajería, pero no solemos pararnos a pensar que quizás estos chicos/as están repitiendo el patrón de lo que han visto hacer a sus padres. La identidad digital de gran parte de los menores nace incluso antes que ellos mismos.

En las redes sociales, es habitual ver publicaciones de padres orgullosos e ilusionados que, sin pensarlo, publican la primera ecografía y la comparten con todos sus “followers”, empezando a acumular “likes”. Tras esta primera publicación, le sigue otras sobre su nacimiento, su primer regalo, sus primeros pasos…hasta que el pequeño tiene edad suficiente para opinar al respecto. Cuando esta práctica llega a ser habitual, hablamos de “OVERSHARENTING” (padres que sobre-comparten), es decir, sobreexponen a los/as hijos/as en internet. En este sentido, el pasado mes de septiembre se conoció el primer caso de denuncia por este motivo en Austria: una chica de 18 años denunció a sus padres por publicar en Facebook fotografías suyas a lo largo de toda su infancia.

Según un estudio realizado en Gran Bretaña, las redes sociales en las que más fotografías de menores se publican son Facebook, con un 54 % del total que se publica, Instagram, con un 16%, Twitter, un 12 % y otras como Youtube o Snapchat con un 12 %. En estas redes es donde se va creando una identidad digital del menor que ya queda registrada en Internet desde un primer momento y que, por mucho que la red social se haga privada, una vez que el contenido es digital, puede ser fácilmente distribuido. Incluso cuando usamos a los menores en las fotos de perfil de WhatsApp no se es consciente de que cualquiera que tenga nuestro número de teléfono se la pueden descargar y difundir.

¿Pensamos en los riesgos? Éstos pueden ir desde la inocente vergüenza que puede sentir el menor, sobre todo entre sus 11 y 16 años, al considerar embarazosa o excesivamente personal alguna información que sus padres han compartido en la red, el ciberacoso (hay grupos de Facebook dedicado al “escarnio de bebés feos”) o secuestro digitales (robo de fotografías para hacerlos pasar por hijos/as de otras personas) hasta redes de pedofilia.

Para evitar algunas de estas consecuencias, es importante evitar que se puedan identificar lugares a los que acuden rutinariamente estos menores. Si no pones la dirección de tu domicilio en tu perfil de Facebook, ¿por qué publicas una fotografía de tu hijo/a frente a la puerta de su escuela o club deportivo y vistiendo el uniforme con el escudo del centro?

Deben evitarse también imágenes en las que el menor sale desnudo o en situaciones íntimas (como pueda ser cualquier actividad que se efectúe en el baño), así como imágenes en las que el/la niño/a pueda sentirse ridiculizado y puedan ser motivo de burla entre sus compañeros del colegio. Y sobre todo, siempre, proteger, restringir y controlar la privacidad de la información que colgamos en las redes sociales para que tengan acceso únicamente personas de nuestro entorno más cercano.

Pedagogos recomiendan que realicemos esta actividad de manera consensuada con el menor para que el/la niño/a reciba una educación digital y aprenda a usar estas redes de manera responsable y con respeto, tanto para la información que comparta de su vida, como para las publicaciones que pueda ver de otros niños/as.

El compartir información de menores en la red puede traer problemas y no siempre ser causados por desconocidos. En los últimos años, esta información ha servido para acompañar demandas en las que se decide sobre la custodia de un menor para tratar de obtener ventaja en una sentencia favorable.

Sin alarmismos ni paranoias, pero priorizando siempre la protección del menor y con sentido común, prudencia y conocimiento para evitar situaciones desagradables tanto en la creación de la identidad digital del menor y el buen desarrollo de sus herramientas emocionales como para manejar su reputación en la red, como para evitar casos de cyberbulling o incluso situaciones más graves.

Desde la Asociación de Empresas de Detectives Privados (AEDP) recomendamos a los padres que tengan especial cuidado con las imágenes que comparten sus hijos en las redes sociales, o bien las que ellos mismos comparten. Nunca se sabe que usos se puede dar de las mismas.