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Detectives, la nueva y la vieja escuela

La profesión del Detective Privado ha cambiado de manera radical, y lo seguirá haciendo en pos de la mejora de los servicios a prestar. Es indudable que las nuevas tecnologías han irrumpido para esta mejora de manera explícita en casi la totalidad de los casos que un detective privado lleva a cabo. Pero como todo, debe entenderse de manera cabal y marcarse como objetivo la optimización de estos recursos.

Debe comprenderse que, todas las mejoras existentes son auxiliares específicas del todo, es decir, de la investigación. No puede tomarse como compartimentos estancos, en el cual, el detective se encierra en su despacho y realiza todos sus hallazgos encomendándose a las nuevas tecnologías. Estas ayudan sobremanera en diferentes aspectos, investigación preliminar, por ejemplo en las redes sociales, optimización de recursos materiales,… Pero es indudable que el trabajo de calle, a día de hoy , es insustituible. Mejorado por la tecnología, pero insustituible en su génesis.

El paradigma del trabajo de calle de un detective son los seguimientos. Gracias a los nuevos recursos, estos se realizan de manera diferente a hace algunos años. Las nuevas cámaras, grabadoras,… hacen que, por ejemplo, la distancia a la que el investigador debe realizar su trabajo pueda ser mucho más amplia, reduciendo la probabilidad de ser descubierto. Pero debe estar ahí, en la calle, para hacerlo.

Ya sea a pie o en vehículo a motor los seguimientos seguirán siendo fundamentales, el contacto directo con el investigado es de vital importancia, ya que, no solo permitirá aportar fotografías, que sí pueden ser conseguidas por ejemplo en la redes sociales, sino que también ayudarán a obtener conocimiento de las conductas, movimientos,… del sujeto investigado y esto será de vital importancia sobre todo a la hora de la ratificación en sede judicial, acto de vital importancia del trabajo de un detective privado.

Puede plantearse una duda cuando la investigación es meramente de “despacho”, pero una prueba fotográfica o videográfica, obtenida por un detective, es mucho más que una fotografía o un vídeo, ya que, cuando por ella se le pregunte, el detective podrá explicar el antes, el después y todo el desarrollo vivido para obtener dicha prueba, y eso va inexorablemente unido al trabajo de calle. Las esperas, los seguimientos.

Es por ello que, a pesar que la tecnología hace del trabajo de detective algo “más fácil”, lo que podría denominarse “la vieja escuela”, los seguimientos, esperas, plantones,… deben formar parte del día a día del trabajo, debe seguir siendo el eje fundamental de la investigación, entendiendo que toda mejora es auxiliar al objetivo final, obtener las pruebas para las que fuimos contratados.

Algunos despachos de detectives hemos crecido con el turismo

Quedar con un detective privado tiene su aquel. Imaginen la escena: una terraza de Palma llena de guiris ajenos a los temas que vamos a tratar y el móvil de nuestro detective, sobre la mesa. No puedo evitar preguntarme si me estará grabando. A ver, que hoy a la que toca grabar es a mí. Juan Carlos Cabanach maneja mucha información de los temas más controvertidos de Baleares.

Acostumbrado a moverse off the record, elemental querido Watson, hoy, on the record el director de Grupo Cabanach y presidente de la Asociación de Empresas de detectives privados de España, AEDP, nos cuenta cómo ha cambiado su sector. Y es que no sólo de infidelidades y picaresca ante los seguros viven sus despachos. En las Islas, entre otros temas, investigan casos de fraude por intoxicaciones de turistas, denuncias por alquileres turísticos… Y de detectives se habla, también, en el caso Cursach, todavía con una parte bajo secreto de sumario.

Pregunta.- El juez del caso Cursach ha denunciado indicios de que tanto el propio instructor como el fiscal están siendo seguidos por detectives privados. Aclárenos, con la Ley en la mano, ¿esto sería legal? ¿A su despacho se lo han propuesto?

Respuesta.- Seguir al juez del caso Cursach o al fiscal sería absolutamente ilegal. No se pueden realizar investigaciones prospectivas, se debe contar con una solicitud legítima. A nuestro despacho no le han propuesto este asunto y por supuesto no lo hubiéramos aceptado y, si nos proponen asuntos ilegales, damos cuenta de ello.

P.- En el caso se apunta a seguimientos a políticos y empresarios de la trama. ¿Grupo Cabanach ha participado en ellos? El nombre de su despacho aparece en el sumario, ¿verdad?

R.- Sí, nuestra marca aparece según hemos podido saber cuando se han producido levantamientos parciales. Se evidencia, y por lo tanto, no realizo ninguna revelación de secreto. No hemos realizado seguimientos a políticos en este caso y nuestras actuaciones están ajustadas a la Ley.

P.- Policías corruptos, sexo, drogas, testigos protegidos, amenazas, empresarios de la noche… El caso se complica más que un turbulento guión de cine… ¿Las cloacas de la noche mallorquina son tan oscuras que parece que nadie se libra?

R.- Las cloacas de cualquier noche son muy oscuras, pero también lo son las cloacas diurnas. Considero que para poder opinar bien, hay que poder estudiar el caso y se debe para eso producir el levantamiento del secreto.

P. – Hubo un tiempo en que unos políticos se espiaban unos a otros incluso dentro de su propio partido. ¿Se ha dado en las Islas? ¿Ustedes han trabajado en estos seguimientos?

R.- Te puedo decir que sí, porque salió en múltiples medios de comunicación con todo tipo de interpretaciones y no me resultó cómodo.

P.- Desde el caso Método 3, la Policía controla más los despachos de detectives, ¿en qué consiste este control?

R.- Se ha modificado la Ley. Todos los encargos deben ser por escrito al igual que los informes y se debe detallar en cada expediente quién interviene, si hay peritos que colaboran, que medios técnicos se utilizan… en definitiva, más transparencia. Hemos acertado y los despachos históricos, así como los que tienen intenciones de profesionalizarse, aceptan con gusto.

P.- ¿Es complicado hacer seguimientos en una sociedad pequeña como Mallorca? ¿Cómo sabe cuándo le han pillado? ¿Cómo actúa?

R.- Cualquier seguimiento puede ser muy complicado. Pocas veces nos pillan. Si bien, evidentemente en alguna ocasión se puede dar. Y se debe finalizar el seguimiento y ser transparente con el cliente.

P.- La operación ha estallado esta semana: la trama de falsas intoxicaciones de turistas. La Federación Hotelera está contando con los servicios de detectives privados para desenmascarar la trama. ¿Cómo actúan en estos casos? ¿Qué nos puede contar?

R.- Tengo entendido que la Federación Hotelera ha realizado gestiones y ha mantenido reuniones institucionales a diferentes niveles. Si bien, tengo constancia de que diferentes empresarios hoteleros han tenido que contratar abogados y detectives para recopilar pruebas debido a que estaban en una situación de desamparo.

P.- Pero el trabajo de los detectives ha sido clave para poner en marcha la operación, ¿no es así?

R.- El trabajo de los detectives ha sido el inicio del mismo, comenzaron a tirar del hilo. En este caso, también bajo secreto de sumario, los detectives se subordinan a la Guardia Civil, que está haciendo un gran trabajo con una completa investigación.

P.- La ley, ¿les obliga a denunciar cualquier hecho delictivo con el que se encuentren en sus investigaciones?

R.- Efectivamente, los detectives privados estamos obligados a participar a las autoridades competentes de los hechos delictivos de los que tengamos conocimiento.

P.- Siguiendo con el turismo, ¿en Baleares hay algún tipo de espionaje en este sector?

R.- Más que espionaje, me gustaría hablar de investigación. Los empresarios turísticos utilizan frecuentemente los servicios de despachos profesionales de detectives. Se realizan multitud de encargos y de lo más variopintos. Además, algunos despachos, entre los que nos encontramos nosotros, hemos crecido empresarialmente con la industria turística y hemos ido adaptando nuestras estructuras al servicio de dicho sector.

P.- ¿Ejemplos de estos trabajos?

R.- Ahora mismo está muy de moda el mystery guest, con esta figura chequeamos el cumplimiento de la normativa en los hoteles, desde el funcionamiento del checking hasta la limpieza de las habitaciones, pasando por normativas como la ley antitabaco y que está prohibido dispensar medicamentos. Comprobamos que todo se cumple. También investigamos casos de pérdida desconocida. Se da, por ejemplo, en el coste menú. Existe, por ejemplo, el fraude en la cocina: el cocinero, o el segundo, sustrae género, sacándolo a través de la basura: gambas, filetes… Hemos hecho muchas operaciones de este tipo y ha habido detenciones. En los bares controlamos cajas y camareros, si invitan, si autoconsumen…

P.- Con el alquiler turístico se ha abierto una nueva línea de trabajo para los detectives. ¿Es fácil demostrar que un vecino dedica su piso al alquiler turístico? ¿Cuál es su cliente tipo?

R.- El cliente suele ser una persona perjudicada por las molestias que ocasionan dichas viviendas, comunidades de propietarios o vecinos particulares. En contra de lo que parece, demostrar algo como la ocupación turística de una vivienda es más complicado de lo aparente.

P.- ¿Y eso?

R.- Se buscan subterfugios: se alecciona a los turistas para que no abran la puerta, para que digan que son amigos. Y uno puede tener mil amigos internacionales y a tu casa puedes invitar a quien quieras. Para demostrar que una vivienda se está alquilando a turistas tienes que buscar una evidencia.

P.- ¿Cómo?

R.- Muchas veces es el mismo detective el que tiene que alquilar la casa, directamente o través de las agencias, y así recopilar pruebas.

P.- Uso masivo de internet, redes sociales, ¿el mundo digital complica las investigaciones o las hace más fáciles? ¿Aparecen nuevos casos a investigar?

R.- Sin duda, es un gran progreso. Nosotros disponemos de ciberdetectives. Entre los trabajos que realizamos se encuentra la verificación de identidad, como en relaciones por internet muy consolidadas pero en las que todavía no se ha producido el primer encuentro. En internet se da mucha usurpación de identidad, por eso tenemos clientes que nos piden corroborar que van a quedar con esa persona con la que han estado chateando. También realizamos lo que se llama trabajo de inteligencia, con motores de búsqueda de información que llegan a los años 50 y 60. Se trabaja con buscadores que no están al alcance de cualquiera y nos permite, por ejemplo, relacionar a personas que en un juicio niegan conocerse, etc. En internet, aunque se quiera borrar, siempre queda algo.

P.- Su carrera es un grado universitario, pero hoy con un simple móvil cualquiera lleva un micro y una cámara. ¿Las nuevas tecnologías han traído mucho intrusismo a la profesión?

R.- Los detectives privados tenemos mucho intruso. Me atrevería a decir que hay de dos tipos. Internos y externos. Los externos son personal que no cuenta con la habilitación del Ministerio del Interior y que realiza funciones de detectives. Ahora se llaman Agencias de Inteligencia, pero también lo hacen agencias de noticias, donde se ofrecen a hacer investigación, informes, lo que se llama inteligencia empresarial. Lo que yo llamo intrusismo interno proviene de una serie de universidades que te acreditan online como detective. Se hace todo en la red, en 3 años te habilitan, sin experiencia. Los abogados tienen un curso, prácticas… Aquí, sin embargo, vemos desastres y eso es malo para el cliente, para la imagen del colectivo y para esos mismos detectives que sin experiencia pueden tener problemas y llegar a imputaciones.

P.- ¿Cómo se esconde hoy un teleobjetivo?

R.- Somos camaleónicos y un detective tiene que tener imaginación y reinventarse.

P.- ¿Qué tipo de profesionales trabajan para un despacho como Grupo Cabanach? ¿Cuántos detectives tiene en su despacho? ¿Cuántos casos abiertos de media?

R.- Multidisciplinares. Todos habilitados y contamos con una plantilla media de colaboradores que rondan los 40. Casos de media, directamente como detectives, unos 200. No obstante, asesoramos permanentemente a grandes compañías (el detective no sólo investiga).

P.- Alguno de los casos más complicados que haya resuelto (y que nos pueda contar, claro está).

R.- La localización de una menor desaparecida que se escapó de su hogar y familia en diferentes ocasiones y nos hizo recorrer media España.

P.- Si no me equivoco su padre fue el primer detective privado que hubo en Mallorca, ¿Qué aprendió de él?

R.- Mi padre me aportó principios y valores, además de transmitirme bastantes técnicas y experiencias profesionales igual que a otros miembros de la plantilla hasta el año 1995 aproximadamente. De su despacho salieron grandes profesionales. No obstante, he trabajado también para despachos de Barcelona y Madrid y he colaborado con agencias extranjeras y de inteligencia cuando aquí todavía no se conocían.

P.- ¿Alguno de sus hijos quiere seguir sus pasos?

R.- Supuestamente sí.

P.- La última. ¿Le han contratado alguna vez para investigar a periodistas?

R.- Sí. Nos han contratado en diferentes ocasiones para investigaciones a periodistas y hemos realizado nuestro trabajo. Si bien, también nos han atribuido seguimientos a periodistas que nunca habíamos realizado. Algún día ampliaremos este tema.

10 mitos sobre los detectives contrastados por detectives de verdad

Detectives: ¿a quién no le gustan los detectives? Son husmeadores profesionales instalados en la sagacidad, adictos al café y las malas compañías, que viven arrastrando su fotogénica decadencia por los callejones, siempre con un erótico cigarrillo columpiándose de los labios y un chascarrillo a punto de liquidar el ego del intimidador gorila que vigila ese club de jazz en cuyo sótano se juega al póker clandestinamente. Así son, ¿eh?, tan años 40, tan románticos, tan noir.

Así son. O no.

Los detectives, pensemos, trabajan en su detectivesca sombra, lo que no quiere decir que permanezcan ocultos las 24 horas en una gabardina enorme, ni parapetados tras un periódico cuya portada cubra la velada de boxeo de anoche con dos apropiados agujeritos adaptados a los ojos. Tal vez (y sólo tal vez: quién podría fiarse al 100% de la escurridiza palabra de un detective) ese misterio que envuelve su trabajo haya fiado el ideal de su profesión a las ficciones literarias, cinematográficas y televisivas. Por eso en Tentaciones les damos la palabra a los auténticos investigadores privados, para que así confirmen o desmientan varios mitos sobre su trabajo.

1. Viajes solitarios por la carretera y alojamiento en moteles cochambrosos

Gracias a esas ficciones que poco a poco han ido masajeando el imaginario popular, uno se imagina la rutina de un detective como una road movie polvorienta de constantes paradas en moteles de carretera lúgubres. Lucas López, responsable de una agencia de detectives privados, admite la condición solitaria de su trabajo, pero niega el aura novelesca de la vida motelera. “Los viajes no suelen ser tan largos, como mucho una semana, y a la hora de alojarte, sueles elegir el mismo hotel del investigado, o al menos uno cercano.”

José Luis lleva doce años ejerciendo y no recuerda haberse registrado nunca en una habitación de mala muerte, sino más bien todo lo contrario. “He trabajado casi siempre con investigados que no se privaban de nada al irse fuera. Alguna vez la clienta se ha quedado asombrada al ver las fotos y las facturas, porque el marido racaneaba todo lo posible al irse de vacaciones con la familia, pero con la amante iba a todo trapo.”

2. Métodos ridículos de camuflaje

Una amiga ilustradora me comentó una vez que su compañero de piso, investigador privado de métodos un tanto rudimentarios, le había pedido prestado su caballete como pretexto para pasarse varias horas en una plaza, supuestamente “pintando”, mientras realizaba una vigilancia. Este pico esperpéntico no parece ser la tónica habitual de la profesión, pero sí es cierto que los detectives se ven a veces obligados a disfrazarse. “Es más habitual de lo que parece”, admite Lucas. “Recuerdo un caso en el que investigábamos una baja laboral. La mujer alegaba que no tenía papilas gustativas, o no tenía olfato, o algo así. Pusimos un stand y le dimos a probar un producto, grabándolo en cámara oculta. No es lo más frecuente, pero pasa.”

José Luis le lleva la contraria con lo de la frecuencia. Oyéndolo hablar, casi se podría inferir que su día a día es un mortadelesco pase de modelos. “Me he hecho pasar por panadero, por camarero, por pocero, por limpiacristales, por chófer y hasta por periodista”, dice, y entonces se ríe, haciéndome notar que acaba de citar mi profesión.

3. ¡Sobornos!

Imagina que la persona a la que estás siguiendo te pesca justo después de que tú le pesques a él con las manos delatoramente manchadas de alguna apetitosa masa, luego te pregunta cuánto te pagan por el trabajo y al fin te ofrece el doble para que des un informe positivísimo sobre sus actividades que omita cualquier mención a 1) sus manos y 2) la masa. ¿Pasa esto o no pasa? Sara, investigadora de ámbito nacional, afirma que sí, “sobre todo en casos de cuantías importantes. Evidentemente, se rechazan.” Lucas, sin embargo, no ha tenido la misma experiencia. “Nunca nos ha pasado eso en la agencia. Para llegar a ese punto tendrían que detectarnos antes, y nosotros preferimos dejar de seguir al investigado en cuanto vemos que sospecha algo.”

4. Viejos amores del pasado que cruzan el umbral de tu puerta para pedirte un favor

Probablemente fumando y probablemente contoneándose; contoneándose así como de manera muy fatal. A Sara le pasó con un ex novio, y aunque resulta atrevido imaginarse a este ex novio caminar con el amenazante garbo de una Bacall o una Simmons o una Hayworth, podemos hacer el esfuerzo. “Quería que investigara a su pareja actual”, aclara ella. Le pregunto si ese tipo de encargos se reciben con naturalidad o con un jiji mental de satisfacción. “Como para nosotros es rutina, lo vemos como algo normal. Lo tenemos tan interiorizado que no le damos importancia.”

Lucas, por su parte, añade: “Un amor mío personal no, pero sí nos ha pasado en varias ocasiones que gente mayor, ya de 80 ó 90 años, quiera localizar a la primera novia que tuvo. Casi siempre es gente con problemas de salud o que ha enviudado y quiere recuperar un viejo amor, ya sea porque se encuentran solos o porque quieren despedirse de alguien.”

5. Vida pendenciera y alcohólica

De forma idealizada, uno se imagina a los detectives levantándose ojerosos sobre una mancha de ceniza, preparándose el café con el filtro del día anterior y enmascarando un fondo sensible tras una coraza cínica de sarcasmos, flirteos constantes y cogorzas atómicas. ¿Puede un detective llevar una vida ordenada? Parece que más bien sí. “El mito no tiene nada que ver con la realidad”, afirma José Luis, “somos personas normales”, dice, y lo dice contundentemente, casi como reivindicándose. “Habrá tantos borrachos como en el ámbito de los funcionarios o los políticos, yo qué sé”.

Sara apoya esta tesis: “Yo tengo un hijo y he llegado a trabajar embarazada, para que te hagas una idea. La vida familiar es totalmente compatible con el trabajo.” Lucas, por su parte, aporta un triste matiz. “En mi caso en concreto, llevo una vida bastante normal, pero sí es verdad que la mayoría de mis compañeros están divorciados. Es una profesión solitaria.”

6. Ex policías reciclados como detectives

Ese viejo granuja ha dejado el cuerpo, pero no quiere decir que se le hayan disecado las ganas de acción. ¿Realidad o mito? “Es bastante común”, afirma Lucas. “Hay muchos inspectores que piden una excedencia o se prejubilan. Con la ley anterior tenían que abrir esperar dos años para ejercer como detectives, pero con la nueva ley van a tener incluso más facilidades.”

Le pregunto a Sara si estos ex polis son una competencia feroz y me dice sí, “especialmente en los precios”.

7. Mendigos confidentes

Es un clásico del género negro que los detectives tengan un ejército de confidentes habituales en las calles, a cada cual más estrambótico, desde traficantes y prostitutas a mendigos ciegos que dan más o menos información dependiendo de cómo suene la tacita a la que echas las monedas. “No es exactamente así”, dice José Luis, “pero si trabajas en una ciudad acabas conociendo sus barrios, su gente, y hay personas que por su profesión o lo que sea, vaya, pueden estar más en contacto con distintos ambientes. Hay que pensar en ello como algo lógico, no como una cosa sórdida ni mucho menos”. Sara admite que “es normal acabar acudiendo a las personas más vulnerables para sacarles información. Suena mal, pero es así.”

8. Enemistad antológica con algún policía que se cruza siempre en tu camino

¿Quién no se imagina a un buen husmeador tirando el fedora al suelo y exclamando?: “¡Maldita sea, ese sabueso vuelve a interferir en uno de mis casos para cortarme las alas!” Probablemente nadie, pero la duda queda ahí. Lo cierto es que todos los detectives consultados hablan de una relación más o menos cordial con los agentes de la ley, en parte reforzado por el acuerdo Red Azul, una iniciativa que estrecha la colaboración entre fuerzas del orden público y seguridad privada.

Para ilustrar este ánimo cooperativo, Lucas cuenta la siguiente anécdota. “Una vez me detectó un investigado, y cuando vino la policía me identifiqué a escondidas de él. Luego ellos me pusieron las esposas y me sacaron como si fuera un ladrón, por lo que el investigado se quedó tranquilo y yo pude seguir haciendo mi trabajo. Fue un detalle. El problema viene cuando estás trabajando en algún pueblo perdido de la mano de dios y uno que sospecha llama a su amigo policía o guardia civil para que vaya a entorpecerte. Esto es raro, de todos modos.”

9. ¡Violencia!

Leyendo las novelas de Raymond Chandler, daba la impresión de que Philip Marlowe no completaba el día si no acababa inconsciente por culpa de algún cachiporrazo en la cabeza que le hacía despertar a la mañana siguiente en otro lugar completamente distinto. José Luis no niega los riesgos de su oficio, pero afirma haber conocido más episodios de violencia por boca de terceros que de su propia experiencia.

“Claro que hay peligro”, dice Sara, por su parte. “Ten en cuenta que nosotros en teoría no podemos investigar delitos públicos, pero hasta que no tienes pruebas no sabes si se trata de un delito público o no. Una vez las tienes, sí estás obligado a acudir a la fiscalía. Pero hasta entonces… O sea que sí, hay casos que pueden ser delicados.”

Lucas dice que todo depende de la gente a la que investigues. “Alguna vez me ha pasado de estar siguiendo a una persona que trafica con drogas por un tema relacionado con una baja laboral o una infidelidad. Ésa gente suele fijarse muchísimo, están siempre muy alerta, y lo que menos se esperan es que les estés siguiendo por eso. Hay que tener cuidado.”

10. Dos casos que de repente están relacionados

La clásica revelación del tercer acto no parece gozar de la misma espectacularidad en la vida real. Sara tiene que escarbar en su memoria para encontrar momentos más bien atribuibles al puro azar, como acabar grabando a alguien que paseaba mientras estaba de baja durante el transcurso de otro caso.

“Sí nos ha pasado”, dice Lucas. “Una vez nos contrató un padre para seguir a su hijo, y luego el hijo nos quiso contratar para saber si le seguía alguien. Cuando esto sucede, lo más ético suele ser quedarnos con el primer encargo, claro.”

José Luis, por su parte, nos ve rápidamente el plumero y concluye: “Esas cosas no pasan así, como os pensáis. Es todo mucho más aburrido. No vas a encontrar nunca una caja de cerillas que te resuelva un caso de competencia desleal y al mismo tiempo el asesinato de Kennedy”.

Fuente: El País

La inteligencia empresarial y los detectives privados

Cada vez es mayor la información que se vuelca en internet por parte de usuarios de productos o servicios de empresas, y cada vez es más difícil para estas poder organizarlas y saber extraer de estas informaciones datos que pueden servir a los diferentes departamentos de la empresa (no sólo al de márketing) para poder tomar decisiones ajustadas a los intereses de los consumidores y a los de la propia empresa.

Hoy no hablamos de los típicos informes que miden la reputación de una empresa en Redes Sociales o en los medios online, hoy queremos ir un paso más allá y hablaros de la inteligencia empresarial a partir de la extracción de datos (en muchas ocasiones miles o millones) que se vuelcan en los diferentes canales que ofrece internet.

Identificar tendencias en el sector, posibles casos de competencia desleal, valoraciones negativas por parte de usuarios sobre determinados departamentos, identificar la imagen que transmiten los empleados sobre la empresa… son sólo algunos ejemplos de lo que podemos ofrecerte desde los despachos asociados a la Asociación de Empresas de Detectives Privados.

Nosotros captamos toda la información de la empresa, la ordenamos, la analizamos y realizamos un completo informe sobre la situación de la misma, pudiendo así los responsables, tomar decisiones estratégicas que hagan mejorar la percepción de la marca, la percepción de los servicios prestados o los procesos que se llevan a cabo en la compañía.

Este servicio nace de una demanda que cada vez cobra más fuerza en el entorno empresarial.

Detective privado, una profesión bajo sospecha y que carece de regulación propia

Para Javier Hidalgo, detective privado con más de veinticuatro años de investigaciones a cuestas, su profesión está “del lado de los buenos”, por más que el “desconocimiento entre la sociedad” y las declaraciones “oportunistas” de algunos políticos hayan cuestionado su utilidad y, sobre todo, sus límites. En su mente está la polémica por el informe —finalmente retirado por el abogado que lo propuso como prueba— sobre la actividad en redes sociales de la joven presuntamente violada por cinco hombres durante las fiestas de San Fermín.

“Esto hace daño a la profesión”, reconoce Hidalgo, porque se genera una “desconfianza” en la sociedad, aunque “comprensible” debido a la desinformación sobre la “férrea” legislación a la que se somete al colectivo de detectives privados en España. La situación de estos trabajadores, que han aprendido a convivir bajo el foco, y las últimas polémicas judiciales, llegaron incluso a centrar el debate esta semana del Senado, donde Podemos presentó una moción para impulsar al Gobierno a que ponga coto a la investigación privada. “No somos un bulto sospechoso o unos personajes incómodos, somos un recurso útil, legal, que ofrece todas las garantías y, en ningún caso, enemigos de las personas a las que investigamos”, defiende Hidalgo. También lamenta que el contenido de estos informes elaborados por detectives hayan visto la luz, porque “debería ser secreto, que se quedase en la privacidad de un proceso”, si bien recuerda que “todo lo que no interesa a un detective, va al cajón del olvido y nadie se entera”.

Intrusismo en el sector

Delitos de acoso, multas y sanciones por parte de la Administración. Son muchas y muy graves las consecuencias de ser un falso detective privado. Aún así, en el sector no dejan de aparecer intrusos que anuncian sus servicios sin tener conocimientos, ni la titulación y sin estar acreditados. Una cuestión que está haciendo muchísimo daño, ya que va en detrimento de la calidad del servicio.

El intrusismo es uno de los principales problemas del sector y se puede definir como personas que sin la titulación formativa exigida, sin los requisitos necesarios y sin la Tarjeta de Identificación Profesional anuncian y ejercen las actividades propias del detective privado sin serlo.

Formas de intrusismo:

  1. Particulares que tienen la “ocurrencia” de hacerse detectives.
  2. Academias que preparan supuestos detectives privados y que les dan un título que no está homologado. Hacer un cursillo no te convierte en un detective privado.
  3. Empresas que realizan investigaciones.

Trabajar como detective privado sin serlo tiene una serie de consecuencias tanto para la persona que contrata el servicio como para la persona que es intrusa. Los contratantes del servicio se arriesgan a incurrir en un delito de acoso, porque en el momento en el que se inmiscuye en la vida persona sin estar autorizado es un delito. Además, se arriesgan a tener que asumir todas las responsabilidades de ámbito civil que la persona que haya sido investigada pueda plantear.

En cuanto a las consecuencias de los “detectives” que ejerzan la profesión sin serlo:

  • La actividad irregular choca con la Ley Orgánica de Protección de Carácter Personal: el sector de las detectives tiene una particularidad y es que no necesita el consentimiento de la persona para realizar una investigación. Pero el que no es detective privado y desarrolle una investigación, lo está haciendo fuera del ámbito profesional y tiene que informar a las persona de que la va a investigar.
  • Incurre una falta muy grave en Ley de Seguridad Privada que puede acarrear multas de hasta 60.000 euros
  • A nivel civil, si un intruso recaba pruebas, luego éstas no van a tener validez a nivel jurídico. El que le ha contratado puede reclamar daños y perjudicado por vía civil, porque ha “fastidiado” la prueba.
  • Delitos de acoso.

 

Aumenta la demanda de detectives privados en casos de custodia compartida, pensión compensatoria y delitos informáticos

El experto en Criminología y colaborador del Máster Universitario en ‘Criminología: delincuencia y victimología’ de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), Christian Moreno, ha alertado del incremento de la demanda de detectives privados para casos relacionados con demandas familiares y delitos informáticos.

De esta manera, ha explicado que la “extraña” regulación de la custodia compartida y la incertidumbre que la rodea sobre la competencia autonómica o estatal, ha provocado un incremento en los encargos para realizar investigaciones en el terreno familiar. Además, en ocasiones existen también otros problemas porque “no son los padres los que disfrutan esa custodia compartida sino familiares como abuelos o tíos”, ha matizado.

En este terreno, Moreno señala que los temas relacionados con pensiones alimenticias o compensatorias están “cada vez más” en las agendas de los detectives privados, ya que se dan casos de exparejas que trabajan sin declarar o que conviven con una nueva en el domicilio familiar destinado a los hijos.

DELITOS INFORMÁTICOS Y EMPRESARIALES

El experto de la VIU ha afirmado que, en el mismo nivel que las investigaciones familiares se sitúan los delitos informáticos, una demanda que “no deja de aumentar” ya sea por una intromisión proveniente de Internet, o bien, de algún trabajador de la empresa. En este caso “es común una fuga de información desde dentro hacia la competencia, o de algún miembro que deja la sociedad para montar su propio negocio con la información de su ex compañía”. Para estas situaciones se aplica la informática forense, un sector donde la demanda “va a seguir creciendo en los próximos años”.

Según el Anuario Estadístico del Ministerio del Interior de 2015, los delitos informáticos pasaron de 49.935 en 2014 a 60.154 en 2015. Cabe destacar los delitos de acceso e interceptación ilícita que pasaron de 1.851 a 2.386, los de fraude informático variaron de 32.842 a 40.864, los de interferencia de datos en el sistema de 440 a 900 o los de falsificación informática que pasaron de los 1.874 a 2.361 en ese mismo periodo.

En este campo el detective tiene tres funciones: una preventiva, para evitar sustos y asegurar el control de la información más confidencial y vulnerable; una función de detección para poder investigar cómo y quién hay detrás de un ataque cibernético o una fuga de información; y una tercera función ligada a proporcionar y presentar pruebas de los hechos delictivos delante de un tribunal.

Estas tres demandas en “alza” se suman a los servicios relacionados con los delitos empresariales, una sección que ha aumentado como consecuencia de la coyuntura económica y donde destacan los encargos de investigación de solvencia y localización de deudores, bajas fingidas, fraudes a compañías aseguradoras y mutuas o investigación de competencias desleales entre otras.

 

¿Es legal viajar si se está de baja laboral?

Si un trabajador está de baja laboral, ¿puede irse de viaje? Legalmente sí, pero entraña sus riesgos. Aunque no hay ninguna ley que prohíba expresamente los desplazamientos en el tiempo en que una persona está de baja, el trabajador se expone a que se le deniegue el subsidio por incapacidad temporal si abandona un tratamiento médico o no acude a revisión, tal y como recoge la Ley General de la Seguridad Social en su artículo 175. Así, dicho artículo especifica que el subsidio por incapacidad temporal “podrá ser denegado, anulado o suspendido cuando el beneficiario haya actuado fraudulentamente, trabaje por cuenta propia o ajena o cuando, sin causa razonable, el beneficiario rechace o abandone el tratamiento que le fuere indicado”. Según se define en el artículo 169, una incapacidad temporal es aquella debida a “enfermedad común o profesional y a accidente, sea o no de trabajo, mientras el trabajador reciba asistencia sanitaria de la Seguridad Social y esté impedido para el trabajo, con una duración máxima de 365 días prorrogables por otros 180 días cuando se presuma que durante ellos puede el trabajador ser dado de alta médica por curación”. “El paciente puede desplazarse bajo su propia responsabilidad siempre y cuando no esté médicamente contraindicado o pueda retardar el proceso de recuperación”, explica a Expansión Itsaso Mendizabal, médico de familia. Asimismo, el trabajador deberá acudir a todas las consultas médicas a las que sea citado durante su baja, y en caso de no poder hacerlo debe poder justificar su ausencia o será dado de alta por incomparecencia. Ante estas circunstancias, lo más recomendable antes de querer realizar un desplazamiento es informar al médico y al INSS para que durante ese periodo no se fije ninguna cita, a la que sería obligatorio acudir si no se quiere perder la prestación. Además, cabe tener en cuenta que las mutuas de trabajo también pueden encargarse de controlar la baja de un trabajador. Asimismo, independientemente de la baja, las vacaciones que un trabajador tenga pendientes de disfrutar no se pierden aunque sufra una enfermedad en ese momento que le provoque incapacidad temporal, según el abogado laboralista Francisco Javier Reyes Robayo, en declaraciones a Expansión. Tipos de bajas El médico de familia del servicio público de salud o de la mutua es el encargado de decidir qué tipo de baja se aplica a cada trabajador en función de su caso: Bajas inferiores a 5 días naturales. El médico podrá emitir la baja y el alta a la vez. Según se explica en la normativa de la Seguridad Social, “el facultativo, en función de cuando prevea que el trabajador va a recuperar su capacidad laboral, consignará en el parte la fecha del alta, que podrá ser la misma que la de la baja o cualquiera de los tres días naturales siguientes a esta”. No obstante, añaden, “el trabajador podrá solicitar que se le realice un reconocimiento médico el día que se haya fijado como fecha de alta, y el facultativo podrá emitir el parte de confirmación de la baja, si considerase que el trabajador no ha recuperado su capacidad laboral”. Bajas de 5 a 30 días naturales. El médico “emitirá el parte de baja consignando en el mismo la fecha de la revisión médica prevista que, en ningún caso, excederá en más de 7 días naturales a la fecha de baja inicial. En la fecha de revisión se extenderá el parte de alta o, en caso de permanecer la incapacidad, el parte de confirmación de la baja. Después de este primer parte de confirmación, los sucesivos, cuando sean necesarios, no podrán emitirse con una diferencia de más de 14 días naturales entre sí”. Bajas entre 31 y 60 días naturales. “El facultativo emitirá el parte de baja consignando en el mismo la fecha de la revisión médica prevista que, en ningún caso, excederá en más de 7 días naturales a la fecha de baja inicial, expidiéndose entonces el parte de alta o, en su caso, el correspondiente parte de confirmación de la baja. Después de este primer parte de confirmación, los sucesivos, cuando sean necesarios, no podrán emitirse con una diferencia de más de 28 días naturales entre sí”. Bajas superiores a 61 días. El médico “emitirá el parte de baja en el que fijará la fecha de la revisión médica prevista, la cual en ningún caso excederá en más de 14 días naturales a la fecha de baja inicial, expidiéndose entonces el parte de alta o, en su caso, el correspondiente parte de confirmación de la baja. Después de este primer parte de confirmación, los sucesivos, cuando sean necesarios, no podrán emitirse con una diferencia de más de 35 días naturales entre sí”.

La AEPD publica una guía para adaptar la utilización de videocámaras al Reglamento de Protección de Datos

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha publicado la guía ‘Protección de datos: Guía sobre el uso de videocámaras para seguridad y otras finalidades’, que analiza la utilización de estos dispositivos tanto con fines de seguridad de personas, bienes e instalaciones, como para usos diferentes como el control de la actividad laboral, las grabaciones de sesiones de órganos colegiados o la captación de imágenes en eventos escolares.

La Guía recoge las previsiones del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que afectan a los tratamientos realizados mediante cámaras. En este sentido, el Reglamento, aplicable desde el pasado 25 de mayo, incorpora un conjunto de obligaciones y principios que deben ser contemplados cuando se traten imágenes recogidas a través de videocámaras. Asimismo, el RGPD desplaza la mayor parte de la Instrucción 1/2006 de la AEPD sobre el tratamiento de datos personales con fines de vigilancia a través de sistemas de cámaras o videocámaras.

El documento se divide en dos bloques principales. El primero de ellos detalla los principios del RGPD que deben evaluarse al tratar imágenes captadas por videocámaras con fines de seguridad. Entre esos principios se encuentra el de responsabilidad proactiva, en virtud del cual deben realizarse una serie actuaciones, como valorar si las imágenes que se captan son proporcionales a la finalidad perseguida y adoptar medidas como, entre otras, llevar un registro de actividades de tratamiento o notificar las brechas de seguridad.

Dentro de este bloque se enumeran supuestos específicos de tratamiento de imágenes con fines de seguridad como el que pueden llevar a cabo, entre otros, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, entidades financieras, joyerías, detectives privados, comunidades de propietarios o ámbitos como el de las infraestructuras críticas, espectáculos deportivos o entornos escolares.

En el segundo bloque, la Guía aborda el uso de videocámaras con fines diferentes a la seguridad. Dentro de este ámbito se encuentra el uso de cámaras para el control del tráfico, la grabación y toma de fotografías en eventos escolares, así como la grabación de reuniones que celebren los órganos colegiados de las Administraciones Públicas y las asambleas, entre otros.

El documento dedica un apartado específico a uso de las llamadas tecnologías emergentes, como las cámaras ‘on board’, distinguiendo entre aquellos casos en que la grabación de imágenes con esta tecnología se hace para uso doméstico de aquellos en que el fin es la obtención de pruebas para determinar posibles responsabilidades ante accidentes o incidencias de tráfico. Este apartado también aborda la captación y procesamiento de imágenes de cámaras incorporadas a drones.

Finalmente, la Guía efectúa un repaso por los supuestos en que no resulta aplicable la normativa de protección de datos, como es el tratamiento de imágenes en el ámbito exclusivamente personal y doméstico o el uso de cámaras simuladas.

La nueva ley de protección de datos

Los datos, el registro de quiénes somos, dónde estamos, qué hacemos, qué pensamos… se han convertido en el fundamento de internet. Si no podemos concebir un día sin Google, Facebook o Whatsapp, tampoco podemos prescindir de los datos que generamos como usuarios y que aprovechamos también com usuarios. Todo gira alrededor de esta industria invisible y multimillonaria que nos hace creer que los servicios virtuales son gratis y de la que ya no nos podemos desenganchar.

El problema de esta adicción es que el volumen de datos que se registra crece de modo exponencial, igual que crece la dimensión de los robos y los abusos, que han escalado hasta alterar procesos democráticos. Eso sí, frente a la desregulación estadounidense, Europa ha dado el paso de crear el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), el marco regulatorio más estricto hasta el momento.

Nuevos derechos

Ya que pasamos nuestra vida conectados al teléfono móvil o al ordenador, ¿en qué nos cambia la vida la entrada en vigor de esta norma? Básicamente, en que los usuarios de cualquier tipo de servicio en la red que registre sus datos -es decir, prácticamente todos- tienen nuevos derechos en lo que se refiere al registro y el uso de la información que le concierne. Es más control a su favor, aunque como sucede con todos los derechos, tienen más valor cuando se conocen.

¿Qué derechos?

El derecho de portabilidad de nuestros datos, por ejemplo, que incluye reclamarlos y depositarlos en otras compañías. Le sigue el de la limitación al tratamiento que se hace de ellos en función de nuestros intereses, junto con los ya tradicionales derechos de acceso, rectificación, supresión y oposición. “La norma también dedica un apartado específico al derecho a oponerse a las decisiones individuales automatizadas, incluyendo la elaboración de perfiles”, explica la Agencia Española de Protección de Datos.

“Supone un paso adicional en la protección de los ciudadanos”, explica Mar España, directora de la Agencia. “Es un cambio de modelo en la gestión de los datos personales, puesto que se pasa de un modelo reactivo a otro de carácter preventivo, a través de algunas herramientas como puede ser la privacidad por defecto, la privacidad desde el diseño o las evaluaciones de impacto en la protección de datos”.

Desde Adglow, una de las mayores empresas españolas de publicidad en redes sociales, el punto de vista es coincidente, aunque con matices. “Los usuarios quieren usar los servicios que las plataformas digitales de contenidos, e-commerce o sociales les ofrecen y están dispuestos a pasar por alto muchas cuestiones relativas a la seguridad y la privacidad”, señala su consejero delegado, Juan Domínguez. “Todo esto no quita para que la ley efectivamente proteja más a los usuarios y obligue a las empresas que usan o intermedian datos a ser más cuidadosos y advertir previa y repetidamente al usuario, que de todas maneras hará lo que le parezca mejor”.

Consentimiento

En opinión de este ejecutivo, el espíritu de la ley contrasta con la impulsividad de los usuarios al acceder a los servicios aceptando contratos que no se leen. “Los centros de gestión de privacidad de cualquier red social están disponibles y funcionan”, dice. “Lo que ocurre es que visitarlos conscientemente y dedicar tiempo para afinar qué y cómo compartimos nuestra actividad, sean fotos, posteos, o la huella del GPS del móvil, resulta tedioso”.

Así es. Nadie se lee los términos o los permisos que otorgamos cada vez que descargamos una app o nos dejamos seguir por una cookie. Ahora, entre los efectos más notables de la nueva ley está el de pedir permiso al usuario para la utilización de sus datos. Ése el motivo por el que en las últimas semanas los buzones electrónicos han recibido millones de mails que proponen renovar la relación con los destinatarios. A partir de ahora, se insistirá en el primer paso: preguntar.

Y no vale cualquier formato de pregunta. “Desaparece el denominado consentimiento tácito, de forma que aquellas entidades que basaban el tratamiento de datos personales en ese consentimiento tácito, no pueden seguir haciéndolo”, advierte Mar España. El consentimiento según el reglamento debe ser “inequívoco”, lo que exige registrar una manifestación del interesado o mediante una clara acción afirmativa. Ya no vale, por ejemplo, considerar como consentimiento la inacción o el uso de casillas ya marcadas. Y, por cierto: igual de fácil que obtener este consentimiento debe ser cancelarlo.

Iguales ante la ley

No todos los datos son iguales ante la ley. La nueva norma establece dos niveles básicos de datos. Hay datos que nos identifican específicamente como individuos, de manera que tienen protección extra, como pueden ser el DNI, la dirección de correo electrónico, el número de cuenta o cualquier dato asociado a una identidad. La información médica, la orientación sexual o creencias religiosas también entran en este capítulo. Ésta es la razón por la que, más allá de los términos y condiciones de aceptación obligatoria, Facebook pide explícitamente a sus usuarios consentimiento para registrar sus opiniones religiosas o, en su proyecto de servicio de citas, su orientación sexual.

Hay categorías de datos menos relevantes. “El dato ‘Madrid’ como lugar de nacimiento o de residencia no es de nadie”, explica el abogado especializado Borja Adsuara. “Lo que es ‘tuyo’ es tu intimidad. Lo que hay que proteger es la ‘asociación’ entre un sujeto y un dato, porque ese vínculo es lo que da información o dice cosas de ti. Cuando empaquetan ‘tus’ datos y te los llevas, lo que realmente te llevas son esos vínculos entre los datos y tú. No te llevas el dato ‘Madrid’ o tu edad, porque la edad es un número y no es propiedad de nadie y cambia todos los años”.

El hecho es que para el resto de datos que no son únicos, también hay condiciones. Una capacidad cada vez mayor de registrar cada uno de los pasos de los miles de millones de usuarios y de combinarlos en datos para construir perfiles segmentados crece de modo exponencial, de modo que lo que hoy puede considerarse un dato poco relevante -como el código postal o geolocalización a través del móvil- mañana puede entrar en una categoría más protegida.

Menos abusos

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Esta vieja sentencia conserva todo su valor en una industria digital que ha dado sus primeros pasos basándose en la explotación de datos personales de los usuarios para crecer hasta escalas nunca vistas. Las empresas deben ahora ser transparentes en su recogida de datos, en el uso que hacen de ellos y en el registro de lo que conservan y han utilizado.

También serán auditables y denunciables por los usuarios. «No hay más abuso que un mal uso», opina Domínguez, cuya empresa basa su negocio en intermediar entre anunciantes y grandes plataformas. “Y esto es recíproco. Las grandes empresas tienen la capacidad de relacionar silos de información aparentemente independientes, para sorpresa a posteriori del usuario. Y de nuevo, la forma de evitar el abuso como usuario es la de ser consciente del papel que cada uno representamos dentro de cualquier ecosistema digital. El sentido común se nos olvida en lo digital: ¿Es tal o cuál servicio gratuito? En caso afirmativo, probablemente estemos cediendo información en forma de localización, fotos, aspecto de una presentación o agenda de contactos”.

Desde la AEPD dicen que al 80% de los españoles le preocupa su privacidad en internet. “Además, se ha producido una evolución en relación a las reclamaciones”, indica España. “Cada vez son más los usuarios que reclaman a la Agencia por cuestiones como, por ejemplo, la publicación de fotos en internet, que quieren eliminar un vídeo de una determinada red social o incluso la difusión de datos personales sin consentimiento a través de aplicaciones de mensajería instantánea”, añade la directora, que recomienda a los usuarios la lectura de las fichas de privacidad y seguridad en internet de la AEPD.

Y más multas

La filosofía del nuevo GDPR es poner cierto control a una industria que se ha vuelto gigantesca no sólo en Silicon Valley sino en la propia Europa, donde los 60.000 millones de euros que genera esta actividad son motivo suficiente para protegerlo como un sector que en el plazo de apenas cinco años podría emplear a tantas personas como la industria del automóvil, con 12 millones de trabajadores. Las multas pueden ser también a escala: un 4% de la facturación global de una empresa. Así, en el peor de los casos, un gigante como Apple podría pagar hasta 8.000 millones de euros.