Del zapatófono al termómetro de los muertos: la mayor exposición de objetos de espionaje del mundo

“Si quieres sentirte como un agente del KBG”, comenta el guía, “ponte esta chaqueta de cuero”. Es negra, muy pesada, y llega casi hasta el suelo. Antes, durante casi una hora, el experto explica al visitante todas las técnicas que usaba la policía secreta de la Unión Soviética para obtener la información y las múltiples variantes que la agencia, actualmente conocida como la FSB, tuvo a lo largo de su historia.

Agne Urbaityte, la encargada de la selección de piezas, asegura que se trata de la mayor colección de artefactos de espionaje que se expone en el mundo. El espacio, llamado KGB Spy Museum, se abrió en el barrio neoyorquino de Chelsea a comienzos de mes, en un bajo que ocupaba una galería de arte moderno. Al entrar, el visitante se encuentra sobre una caja fuerte llena de rublos con un busto de Felix Dzerzhinsky, considerado como el padre de la agencia de inteligencia.

Hay otra más pequeña en mármol blanco del capo Levrentie Beria en un expositor con la réplica del paraguas con el que asesinaron en Londres al disidente búlgaro Geori Markov. “Murió a los tres días porque la bala estaba envenenada”, explica el guía. Hay también un pintalabios de metal plateado que tenía una función parecida. Y muchas cámaras como las de las películas antiguas de James Bond.

Una de las cámaras es tan pequeña que se ocultaba en la hebilla de un cinturón. Y no podían faltar los botones falsos en las chaquetas para cubrir las lentes. Aunque entre los objetos más curiosos destaca un termómetro que los ejecutores del KGB clavaban en el estómago de sus víctimas para comprobar que estaba realmente muerta. “Si no bajaba la temperatura”, afirma el guía, “le disparaban una segunda vez”.

Hay también varias puertas originales de las celdas que el servicio de espionaje tenía en el cuartel general en Kaunas, Lituania. Y una réplica del escudo de madera que se ofreció al embajador estadounidense en Moscú, Averell Harriman, que ocultaba un sistema de escucha. “Era tan simple”, explica el guía, “que no necesitaba batería”. A la inteligencia de EE UU le llevó un año entender la tecnología.

“Hay gran cantidad de ciudadanos en situaciones injustas por no saber que un detective podría haberle ayudado”

Enrique Arranz, Presidente del Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya: “Hay gran cantidad de ciudadanos en situaciones injustas por no saber que un detective podría haberle ayudado”.

La figura del detective privado se corresponde con un profesional de la investigación, formado y especializado, que debe cumplir unos requerimientos legales y que debe operar siempre dentro del marco legal, que no puede aceptar cualquier caso y que no debe usar medios ilícitos.

Sobre la figura del detective privado, los servicios que presta y la importancia de fomentar su papel en nuestra sociedad hablamos con Enrique Arranz, Presidente del Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya
1. ¿Qué competencias profesionales y personales consideras que debe reunir un detective privado?

Desde un punto de vista legal se requiere:

Tener la nacionalidad de alguno de los Estados miembros de la Unión Europea
Estar en posesión de un título universitario de Investigación Privada
Carecer de antecedentes penales por delitos dolosos.
Además de no haber sido sancionado en materia de seguridad privada.

Además y ya a título personal, considero que debe tener vocación de servicio a las personas, capacidad analítica, visión estratégica y mucha intuición.

Son básicos la ética, la discreción, la confidencialidad, la profesionalidad, la integridad, la responsabilidad y la eficiencia.

Es importante tener claro que el detective que ejerce debe tener su Tarjeta de Identificación Profesional (TIP) y estar dado de alta en su actividad en el organismo de control correspondiente.

¿Por qué debemos fomentar el papel de los detectives privados en nuestra sociedad?

En la mayor parte de ámbitos judiciales la carga de la prueba es básica para defender los derechos de los ciudadanos y en este país, la obtención de información y pruebas solamente pueden realizarla los detectives privados de forma exclusiva por Ley. Son muchos los ciudadanos que por no obtener pruebas pierden la posibilidad de ejercer sus derechos y precisamente los detectives estamos para garantizarlos.

Por otra parte, además de la ayuda a los ciudadanos, prestamos servicios a empresas, grandes corporaciones, bancos, sector asegurador, etc. La realidad es que en todos los ámbitos es necesaria la participación del detective y es importante que exista difusión de todo aquello que un detective puede hacer en beneficio de la sociedad de forma global.

Si tuviera que resumirlo en una frase: Hay gran cantidad de ciudadanos en situaciones injustas por no saber que un detective podría haberle ayudado.

3. ¿Qué tipo de servicios profesionales presta un detective privado?

En el siguiente link puede ver una enumeración de los servicios que suelen prestar los detectives privados, que no son pocos.

Hoy en día la cantidad de servicios ofrecidos es amplia y variada. Son servicios habituales investigaciones relacionadas con:

Modificación de medidas en convenios reguladores
Situaciones de baja fingida
Casos de competencia desleal y fugas de información
Defensa de marca y propiedad intelectual
Asuntos relacionados con arrendamientos urbanos y incumplimientos de contratos
Ciberinvestigación
Fraude
Etc.

4. El Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya cuenta con más de 400 profesionales, ¿qué servicios ofrece el Colegio a sus colegiados?

Cuando un Detective Privado se colegia entra a formar parte de un colectivo, hecho que da garantías tanto al detective como a quienes piden sus servicios.

Básicamente las funciones del Colegio son:

Asesorar a sus colegiados en ámbitos jurídicos amplios
Disponer de una Comisión de Deontología para velar por la buena praxis de los colegiados.

Perseguir el intrusismo profesional
Asesorar a ciudadanos que requieren servicios de detectives y necesitan conocer la profesión.

Ofrecer servicios de formación para que la profesión siempre esté actualizada
El Colegio negocia para el colectivo opciones beneficiosas con empresas que le pueden facilitar su trabajo.

Dispone de una intranet con servicios exclusivos para colegiados
Realizamos un congreso anual para el intercambio de conocimiento entre profesionales

Mantenemos relaciones institucionales con otros colectivos para conseguir retroalimentación entre todos.

Reunión AEDP Palma de Mallorca

Excelente comida y servicio recibido en el almuerzo de trabajo de la Asociación de Empresas de Detectives Privados (AEDP) en el restaurante del HM Jaime III. Gracias por la atención recibida! Estuvimos como en casa!

En la reunión tratamos diferentes aspectos del sector. Como siempre la reunión fue muy productiva.

¿Cómo trabaja un detective?

Quedamos con una de los 4.000 detectives privados que hay en España. No es un trabajo cualquiera. Depósito lleno, comida preparada y material listo: “sabes cuándo empiezas pero nunca cuándo vas a acabar”. La cámara de video es fundamental. En algunas ocasiones, incluso cámaras ocultas.

En un año, nuestra protagonista se encarga de unos 150 casos. El seguimiento y vigilancia de personas es uno de sus principales trabajos. Infidelidades y fraudes de bajas laborales, los casos más comunes.

Las redes sociales son un gran aliado para los detectives. La información que se comparte en internet permite esclarecer la mitad de los casos.

Arrestada por comunicar a un detective privado su intención de disparar a su exmarido

Fue un detective privado quien dio la voz de alarma. Una mujer había mostrado interés en contratar sus servicios: por teléfono le explicó que quería que localizase a su exmarido y a la pareja actual de éste. Cuando el detective diese con ellos y le facilitase su localización, su intención, según dijo al profesional, sería acabar con la vida de él utilizando un arma de fuego que, presuntamente, tenía en su poder. Los hechos ocurrieron en el municipio lucense de Viveiro. Según informa el diario local «El Progreso», preocupado por la insistencia de ella y después de advertirle de que sus planes constituían un delito, el pasado viernes el detective privado puso en conocimiento de la Policía Nacional lo ocurrido y la mujer fue detenida el domingo.

A partir de ahí, los agentes se entrevistaron con el exmarido de la acusada para comunicarle lo que estaba ocurriendo y exponerle sus opciones. Él se decidió entonces a formalizar denunciay se procedió al arresto. La mujer, que ya ha pasado a disposición judicial, ha sido puesta en libertad a la espera de juicio acusada de un delito de violencia doméstica y sometida a una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a menos de cien metros del hombre.

Durante su comparecencia en el juzgado, la mujer habría expresado que no era cierto que poseía una pistola, y que cuando formuló esas amenazas contra su exmarido en su conversación con el detective estaba en estado de embriaguez.

«El Progreso» informa de que no era la primera vez que esta mujer era detenida. En abril, indica, ya había sido arrestada por intentar golpear a su expareja con una herramienta para cambiar las ruedas del coche. Un primo del hombre intentó separarla y dio aviso a la Policía. Cuando los agentes llegaron al lugar también tuvieron que emplearse para retenerla y retirarle la herramienta que quería utilizar contra él.

 

La huella digital

Nos lo han puesto de manifiesto en repetidas ocasiones: investigar a alguien cada día es más fácil. Cualquier persona posee hoy en día un arsenal de gadgets y aparatos que sería la envidia del mismísimo James Bond, y que van mucho más allá de lo que la prolífica imaginación de Ian Fleming habría podido anticipar. Cámaras de video  de bolsillo de alta resolución, localizadores de movimientos vía satélite, micrófonos fácilmente camuflables,  grabadores de conversaciones telefónicas…etc. Todas ellas utilidades que el más común de los teléfonos inteligentes incorpora, y que están al alcance de los millones de usuarios de estos dispositivos.

Nada de las cámaras en miniatura ni los engorrosos microfilms de las antiguas películas de espías. Sin duda, estas son las nuevas herramientas del detective privado del siglo XXI.

Se diría que el trabajo de un detective privado en Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, como en cualquier otra ciudad del hemisferio desarrollado del planeta, ya lo puede desempeñar cualquiera. Pero nada más lejos de la realidad. Precisamente las nuevas tecnologías son nichos de delincuencia por un lado y, por otro, resquicios para la investigación y averiguación de hechos ocultos, que solamente un profesional cualificado, debidamente formado y acreditado mediante la oportuna licencia del Estado está en condiciones de identificar y emplear adecuadamente en uno y otro caso. Siempre eso sí, dentro del margen de la legalidad.

Y es que el conocimiento que el detective privado tiene de los límites impuestos a su profesión – nadie mejor que un detective sabe hasta dónde puede llegar y hasta donde no – es la mejor garantía de que el resultado de sus investigaciones pueda ser aceptado como prueba ante un juez en unos casos, o no vulnere derechos de terceros que puedan originar perjuicios a la persona por cuenta de quién se esté investigando. Además de las nuevas herramientas, el conocimiento del oficio y de las nuevas formas delictivas, permite que un sólo detective privado pueda evitar muchos fraudes.

En definitiva, gracias a la huella digital que dejamos diariamente, un detective privado puede averiguar que estamos incurriendo en un fraude por una baja fingida, pongamos por caso. Una etiqueta o una foto compartida por un allegado en una red social, de la que no hayamos tenido constancia en el momento en que fue tomada, puede ser suficientemente reveladora. Como sucedía en el paradigmático caso de la persona cuya baja laboral no le impedía correr maratones, según atestiguaban ciertas fotos inocentemente publicadas por alguno de sus contactos.

 

Las tecnologías y los nuevos casos favorecen el auge de los detectives

Los detectives privados conforman una profesión en crecimiento que, aunque peligrosa, atrae a muchos jóvenes. Su labor ha cambiado en los últimos años con la llegada de las nuevas tecnologías. En un principio se centraban principalmente en temas familiares o de pareja, como infidelidades o custodias de menores de edad. A día de hoy se ha profesionalizado mucho: «No ha crecido, sino que ha cambiado la tipología de las investigaciones». Se enfocan en temas mercantiles relacionados con la propiedad intelectual o la competencia desleal, así como laborales centradas especialmente en las bajas fraudulentas. En los últimos años las contrataciones se decantan hacia las nuevas tecnologías. También existen algunas divisiones dentro de los despachos que se enfocan a temas concretos como puede ser el fraude agrícola.

Lo que más contratan los clientes es la comprobación de las lesiones causadas por un accidente de tráfico, así como bajas laborales fraudulentas. Existe un crecimiento de las investigaciones relacionadas con patentes y marcas debido al tejido industrial y empresarial. Quien más solicita estos servicios son grandes empresas, aseguradoras y mutuas. Por su parte, los investigados no siempre son particulares, sino también las propias entidades. Son habituales los estudios mercantiles para comprobar el patrimonio real de una compañía o informes de solvencia. Sin adentrarse en los delitos públicos, sí que corroboran la responsabilidad civil derivada de los mismos. Ellos se encargan de determinar la posible indemnización que existe en robos, accidentes de tráfico o atropellos de peatones.

Tras haber investigado a alguien, el detective debe acudir al juzgado para presentar las pruebas y allí «les ven la cara». Además, durante la vista se les llama por su nombre y no por su número de identificación fiscal, ya que la Ley de Enjuiciamiento Civil aún no recoge este cambio. «Hay compañeros que incluso tienen que ir disfrazados a juicio para no ser reconocidos».

El desarrollo de esta profesión también interfiere mucho en su vida privada y familiar: «Tenemos que viajar mucho, hacer servicios de noche y los seguimientos duran desde las siete de la mañana hasta las ocho de la tarde». Pese a ello consideran que es un trabajo ágil y dinámico, especialmente para los jóvenes, que suelen tener menos inconvenientes a la hora de desplazarse cada día a un sitio diferente o cumplir con ciertos horarios.

Los principales problemas actuales de la profesión son la falta de unificación y el intrusismo. Por un lado existen varias leyes autonómicas que regulan de forma diferente el trabajo en cada lugar del país. No existe un colegio profesional o una asociación única que aúne a todos los detectives de España. Por tanto no se defienden los intereses del colectivo y, según explican, el nuevo reglamento de seguridad «será un caos que provoque el cierre de muchos despachos» por los nuevos requisitos que se les exigirán.

Junto a este se presentan los falsos detectives que operan sin licencia ni estudios: «Actúan sin apenas equipo técnico y a cambio de unas tarifas mínimas. La Policía toma medidas contra ellos, pero las sanciones que reciben son muy pequeñas». En grandes ciudades existe un problema añadido: la restricción de uso de vehículos privados en ciertas zonas. Los despachos de detectives ya negocian con los ayuntamientos para que se les permita operar a pesar de estas normativas. De no ser así, aseguran que perderían dinero en muchos de sus servicios.

El panorama ha cambiado mucho: «A nivel nacional, el sector antes lo copaban cinco o seis empresas dirigidas por personas que llevaban bastantes años en esta profesión. Pero hoy en día ha crecido la competencia y hay 700 u 800 detectives muy jóvenes por todo el país». Explican que esto se debe al reciente impulso que ha tenido esta profesión entre los estudiantes de comunidades como Castilla y León o Madrid. Muchas universidades crearon hace unos años grados de criminología que tuvieron mucho éxito en sus inscripciones.

Un aspecto importante de esta profesión es el relativo a su campo de acción. Únicamente pueden investigar cuestiones privadas. De los delitos públicos solo las injurias y calumnias se encuentran a su alcance, el resto corresponde a competencias de Policía y Guardia Civil. Por ello, no existe como tal una colaboración directa entre cuerpos de seguridad y detectives. Sin embargo, sí que cuentan con su ayuda en caso de requerir la obtención de ciertas informaciones como pueden ser los atestados de accidentes de tráfico. También, el propio detective debe contactar con la policía en caso de observar cualquier delito durante el desarrollo de su actividad.

Además, para contratar sus servicios debe haber un interés jurídico. Tiene que existir una relación jurídica con el investigado, ya sea familiar, contractual o de otro tipo. En el comienzo de cada servicio se firma un contrato y se crea un registro de actividad que se traslada posteriormente a la policía. También se debe comprobar, en caso de ser un tema familiar o de pareja, la inexistencia de denuncias por malos tratos. La policía será en ese caso quien permita o no que se inicie el proceso.

Los detectives pueden investigar en cualquier lugar, ya sea público o privado, salvo el domicilio del particular. Tampoco pueden tomar la imagen de menores de edad salvo previa autorización de los padres o si se trata de una información relevante y necesaria para el juicio. Es habitual que, debido a su trabajo, sufran denuncias por parte de las personas investigadas cuando se dan cuenta de que son vigiladas. Sin embargo, Policía y Guardia Civil cuentan en sus bases de datos con las matrículas de los vehículos de los detectives del mismo modo que pueden conocer las investigaciones que se llevan a cabo. Además, al operar con una licencia emitida por el Ministerio del Interior no pueden sufrir denuncias ya que cuentan con su autorización.

En el desarrollo de la investigación emplean vehículos preparados para poder pasar desapercibidos e incorporan cámaras ocultas tanto en el propio automóvil como en el cuerpo del detective. También disponen de material auxiliar como cámaras de mano o grabadoras de voz. En algunos recintos como restaurantes recurren a instalaciones fijas para grabar robos o vigilar el correcto trabajo de los empleados de una empresa. Internet ha colaborado igualmente a facilitar su labor de obtención de información. Existen aplicaciones y programas que rastrean todos los datos disponibles en la web sobre la persona investigada. Aseguran que en muchos casos es un error compartir demasiados contenidos personales a través de las redes sociales. Los detectives siempre deben aportar al cliente un informe pericial que este debe entregar al juzgado. En él se recoge toda actividad realizada por los investigadores. Además, están obligados a personarse en los juicios el día de la vista para responder a las preguntas de jueces, fiscales y abogados de ambas partes. Allí ratifican la elaboración de este informe y presentan un vídeo con un resumen de todo lo grabado que actúa como prueba en el proceso.

Los despachos no suelen ser muy grandes y suelen operar como autónomos o sociedades limitadas unipersonales. En ciudades más pequeñas no hay un volumen suficiente de trabajo que permita que actúen muchos profesionales.

Para acceder a esta profesión existen dos vías. Puede obtenerse el título propio tras tres años de estudio en una universidad o bien cursar el grado en Criminología que suele permitir la obtención de la licencia de detective. En un futuro existe la posibilidad de que se cree un grado específico de Seguridad Privada. En cuanto a la obtención de la licencia, existe un «férreo control para proteger los derechos fundamentales de los objetivos». Se debe estar dado de alta en la Seguridad Social, presentar un seguro de responsabilidad civil y de caución y cumplir con el Reglamento de Seguridad Privada cuyo borrador está próximo a publicarse.

 

Detectives, la nueva y la vieja escuela

La profesión del Detective Privado ha cambiado de manera radical, y lo seguirá haciendo en pos de la mejora de los servicios a prestar. Es indudable que las nuevas tecnologías han irrumpido para esta mejora de manera explícita en casi la totalidad de los casos que un detective privado lleva a cabo. Pero como todo, debe entenderse de manera cabal y marcarse como objetivo la optimización de estos recursos.

Debe comprenderse que, todas las mejoras existentes son auxiliares específicas del todo, es decir, de la investigación. No puede tomarse como compartimentos estancos, en el cual, el detective se encierra en su despacho y realiza todos sus hallazgos encomendándose a las nuevas tecnologías. Estas ayudan sobremanera en diferentes aspectos, investigación preliminar, por ejemplo en las redes sociales, optimización de recursos materiales,… Pero es indudable que el trabajo de calle, a día de hoy , es insustituible. Mejorado por la tecnología, pero insustituible en su génesis.

El paradigma del trabajo de calle de un detective son los seguimientos. Gracias a los nuevos recursos, estos se realizan de manera diferente a hace algunos años. Las nuevas cámaras, grabadoras,… hacen que, por ejemplo, la distancia a la que el investigador debe realizar su trabajo pueda ser mucho más amplia, reduciendo la probabilidad de ser descubierto. Pero debe estar ahí, en la calle, para hacerlo.

Ya sea a pie o en vehículo a motor los seguimientos seguirán siendo fundamentales, el contacto directo con el investigado es de vital importancia, ya que, no solo permitirá aportar fotografías, que sí pueden ser conseguidas por ejemplo en la redes sociales, sino que también ayudarán a obtener conocimiento de las conductas, movimientos,… del sujeto investigado y esto será de vital importancia sobre todo a la hora de la ratificación en sede judicial, acto de vital importancia del trabajo de un detective privado.

Puede plantearse una duda cuando la investigación es meramente de “despacho”, pero una prueba fotográfica o videográfica, obtenida por un detective, es mucho más que una fotografía o un vídeo, ya que, cuando por ella se le pregunte, el detective podrá explicar el antes, el después y todo el desarrollo vivido para obtener dicha prueba, y eso va inexorablemente unido al trabajo de calle. Las esperas, los seguimientos.

Es por ello que, a pesar que la tecnología hace del trabajo de detective algo “más fácil”, lo que podría denominarse “la vieja escuela”, los seguimientos, esperas, plantones,… deben formar parte del día a día del trabajo, debe seguir siendo el eje fundamental de la investigación, entendiendo que toda mejora es auxiliar al objetivo final, obtener las pruebas para las que fuimos contratados.

Algunos despachos de detectives hemos crecido con el turismo

Quedar con un detective privado tiene su aquel. Imaginen la escena: una terraza de Palma llena de guiris ajenos a los temas que vamos a tratar y el móvil de nuestro detective, sobre la mesa. No puedo evitar preguntarme si me estará grabando. A ver, que hoy a la que toca grabar es a mí. Juan Carlos Cabanach maneja mucha información de los temas más controvertidos de Baleares.

Acostumbrado a moverse off the record, elemental querido Watson, hoy, on the record el director de Grupo Cabanach y presidente de la Asociación de Empresas de detectives privados de España, AEDP, nos cuenta cómo ha cambiado su sector. Y es que no sólo de infidelidades y picaresca ante los seguros viven sus despachos. En las Islas, entre otros temas, investigan casos de fraude por intoxicaciones de turistas, denuncias por alquileres turísticos… Y de detectives se habla, también, en el caso Cursach, todavía con una parte bajo secreto de sumario.

Pregunta.- El juez del caso Cursach ha denunciado indicios de que tanto el propio instructor como el fiscal están siendo seguidos por detectives privados. Aclárenos, con la Ley en la mano, ¿esto sería legal? ¿A su despacho se lo han propuesto?

Respuesta.- Seguir al juez del caso Cursach o al fiscal sería absolutamente ilegal. No se pueden realizar investigaciones prospectivas, se debe contar con una solicitud legítima. A nuestro despacho no le han propuesto este asunto y por supuesto no lo hubiéramos aceptado y, si nos proponen asuntos ilegales, damos cuenta de ello.

P.- En el caso se apunta a seguimientos a políticos y empresarios de la trama. ¿Grupo Cabanach ha participado en ellos? El nombre de su despacho aparece en el sumario, ¿verdad?

R.- Sí, nuestra marca aparece según hemos podido saber cuando se han producido levantamientos parciales. Se evidencia, y por lo tanto, no realizo ninguna revelación de secreto. No hemos realizado seguimientos a políticos en este caso y nuestras actuaciones están ajustadas a la Ley.

P.- Policías corruptos, sexo, drogas, testigos protegidos, amenazas, empresarios de la noche… El caso se complica más que un turbulento guión de cine… ¿Las cloacas de la noche mallorquina son tan oscuras que parece que nadie se libra?

R.- Las cloacas de cualquier noche son muy oscuras, pero también lo son las cloacas diurnas. Considero que para poder opinar bien, hay que poder estudiar el caso y se debe para eso producir el levantamiento del secreto.

P. – Hubo un tiempo en que unos políticos se espiaban unos a otros incluso dentro de su propio partido. ¿Se ha dado en las Islas? ¿Ustedes han trabajado en estos seguimientos?

R.- Te puedo decir que sí, porque salió en múltiples medios de comunicación con todo tipo de interpretaciones y no me resultó cómodo.

P.- Desde el caso Método 3, la Policía controla más los despachos de detectives, ¿en qué consiste este control?

R.- Se ha modificado la Ley. Todos los encargos deben ser por escrito al igual que los informes y se debe detallar en cada expediente quién interviene, si hay peritos que colaboran, que medios técnicos se utilizan… en definitiva, más transparencia. Hemos acertado y los despachos históricos, así como los que tienen intenciones de profesionalizarse, aceptan con gusto.

P.- ¿Es complicado hacer seguimientos en una sociedad pequeña como Mallorca? ¿Cómo sabe cuándo le han pillado? ¿Cómo actúa?

R.- Cualquier seguimiento puede ser muy complicado. Pocas veces nos pillan. Si bien, evidentemente en alguna ocasión se puede dar. Y se debe finalizar el seguimiento y ser transparente con el cliente.

P.- La operación ha estallado esta semana: la trama de falsas intoxicaciones de turistas. La Federación Hotelera está contando con los servicios de detectives privados para desenmascarar la trama. ¿Cómo actúan en estos casos? ¿Qué nos puede contar?

R.- Tengo entendido que la Federación Hotelera ha realizado gestiones y ha mantenido reuniones institucionales a diferentes niveles. Si bien, tengo constancia de que diferentes empresarios hoteleros han tenido que contratar abogados y detectives para recopilar pruebas debido a que estaban en una situación de desamparo.

P.- Pero el trabajo de los detectives ha sido clave para poner en marcha la operación, ¿no es así?

R.- El trabajo de los detectives ha sido el inicio del mismo, comenzaron a tirar del hilo. En este caso, también bajo secreto de sumario, los detectives se subordinan a la Guardia Civil, que está haciendo un gran trabajo con una completa investigación.

P.- La ley, ¿les obliga a denunciar cualquier hecho delictivo con el que se encuentren en sus investigaciones?

R.- Efectivamente, los detectives privados estamos obligados a participar a las autoridades competentes de los hechos delictivos de los que tengamos conocimiento.

P.- Siguiendo con el turismo, ¿en Baleares hay algún tipo de espionaje en este sector?

R.- Más que espionaje, me gustaría hablar de investigación. Los empresarios turísticos utilizan frecuentemente los servicios de despachos profesionales de detectives. Se realizan multitud de encargos y de lo más variopintos. Además, algunos despachos, entre los que nos encontramos nosotros, hemos crecido empresarialmente con la industria turística y hemos ido adaptando nuestras estructuras al servicio de dicho sector.

P.- ¿Ejemplos de estos trabajos?

R.- Ahora mismo está muy de moda el mystery guest, con esta figura chequeamos el cumplimiento de la normativa en los hoteles, desde el funcionamiento del checking hasta la limpieza de las habitaciones, pasando por normativas como la ley antitabaco y que está prohibido dispensar medicamentos. Comprobamos que todo se cumple. También investigamos casos de pérdida desconocida. Se da, por ejemplo, en el coste menú. Existe, por ejemplo, el fraude en la cocina: el cocinero, o el segundo, sustrae género, sacándolo a través de la basura: gambas, filetes… Hemos hecho muchas operaciones de este tipo y ha habido detenciones. En los bares controlamos cajas y camareros, si invitan, si autoconsumen…

P.- Con el alquiler turístico se ha abierto una nueva línea de trabajo para los detectives. ¿Es fácil demostrar que un vecino dedica su piso al alquiler turístico? ¿Cuál es su cliente tipo?

R.- El cliente suele ser una persona perjudicada por las molestias que ocasionan dichas viviendas, comunidades de propietarios o vecinos particulares. En contra de lo que parece, demostrar algo como la ocupación turística de una vivienda es más complicado de lo aparente.

P.- ¿Y eso?

R.- Se buscan subterfugios: se alecciona a los turistas para que no abran la puerta, para que digan que son amigos. Y uno puede tener mil amigos internacionales y a tu casa puedes invitar a quien quieras. Para demostrar que una vivienda se está alquilando a turistas tienes que buscar una evidencia.

P.- ¿Cómo?

R.- Muchas veces es el mismo detective el que tiene que alquilar la casa, directamente o través de las agencias, y así recopilar pruebas.

P.- Uso masivo de internet, redes sociales, ¿el mundo digital complica las investigaciones o las hace más fáciles? ¿Aparecen nuevos casos a investigar?

R.- Sin duda, es un gran progreso. Nosotros disponemos de ciberdetectives. Entre los trabajos que realizamos se encuentra la verificación de identidad, como en relaciones por internet muy consolidadas pero en las que todavía no se ha producido el primer encuentro. En internet se da mucha usurpación de identidad, por eso tenemos clientes que nos piden corroborar que van a quedar con esa persona con la que han estado chateando. También realizamos lo que se llama trabajo de inteligencia, con motores de búsqueda de información que llegan a los años 50 y 60. Se trabaja con buscadores que no están al alcance de cualquiera y nos permite, por ejemplo, relacionar a personas que en un juicio niegan conocerse, etc. En internet, aunque se quiera borrar, siempre queda algo.

P.- Su carrera es un grado universitario, pero hoy con un simple móvil cualquiera lleva un micro y una cámara. ¿Las nuevas tecnologías han traído mucho intrusismo a la profesión?

R.- Los detectives privados tenemos mucho intruso. Me atrevería a decir que hay de dos tipos. Internos y externos. Los externos son personal que no cuenta con la habilitación del Ministerio del Interior y que realiza funciones de detectives. Ahora se llaman Agencias de Inteligencia, pero también lo hacen agencias de noticias, donde se ofrecen a hacer investigación, informes, lo que se llama inteligencia empresarial. Lo que yo llamo intrusismo interno proviene de una serie de universidades que te acreditan online como detective. Se hace todo en la red, en 3 años te habilitan, sin experiencia. Los abogados tienen un curso, prácticas… Aquí, sin embargo, vemos desastres y eso es malo para el cliente, para la imagen del colectivo y para esos mismos detectives que sin experiencia pueden tener problemas y llegar a imputaciones.

P.- ¿Cómo se esconde hoy un teleobjetivo?

R.- Somos camaleónicos y un detective tiene que tener imaginación y reinventarse.

P.- ¿Qué tipo de profesionales trabajan para un despacho como Grupo Cabanach? ¿Cuántos detectives tiene en su despacho? ¿Cuántos casos abiertos de media?

R.- Multidisciplinares. Todos habilitados y contamos con una plantilla media de colaboradores que rondan los 40. Casos de media, directamente como detectives, unos 200. No obstante, asesoramos permanentemente a grandes compañías (el detective no sólo investiga).

P.- Alguno de los casos más complicados que haya resuelto (y que nos pueda contar, claro está).

R.- La localización de una menor desaparecida que se escapó de su hogar y familia en diferentes ocasiones y nos hizo recorrer media España.

P.- Si no me equivoco su padre fue el primer detective privado que hubo en Mallorca, ¿Qué aprendió de él?

R.- Mi padre me aportó principios y valores, además de transmitirme bastantes técnicas y experiencias profesionales igual que a otros miembros de la plantilla hasta el año 1995 aproximadamente. De su despacho salieron grandes profesionales. No obstante, he trabajado también para despachos de Barcelona y Madrid y he colaborado con agencias extranjeras y de inteligencia cuando aquí todavía no se conocían.

P.- ¿Alguno de sus hijos quiere seguir sus pasos?

R.- Supuestamente sí.

P.- La última. ¿Le han contratado alguna vez para investigar a periodistas?

R.- Sí. Nos han contratado en diferentes ocasiones para investigaciones a periodistas y hemos realizado nuestro trabajo. Si bien, también nos han atribuido seguimientos a periodistas que nunca habíamos realizado. Algún día ampliaremos este tema.

10 mitos sobre los detectives contrastados por detectives de verdad

Detectives: ¿a quién no le gustan los detectives? Son husmeadores profesionales instalados en la sagacidad, adictos al café y las malas compañías, que viven arrastrando su fotogénica decadencia por los callejones, siempre con un erótico cigarrillo columpiándose de los labios y un chascarrillo a punto de liquidar el ego del intimidador gorila que vigila ese club de jazz en cuyo sótano se juega al póker clandestinamente. Así son, ¿eh?, tan años 40, tan románticos, tan noir.

Así son. O no.

Los detectives, pensemos, trabajan en su detectivesca sombra, lo que no quiere decir que permanezcan ocultos las 24 horas en una gabardina enorme, ni parapetados tras un periódico cuya portada cubra la velada de boxeo de anoche con dos apropiados agujeritos adaptados a los ojos. Tal vez (y sólo tal vez: quién podría fiarse al 100% de la escurridiza palabra de un detective) ese misterio que envuelve su trabajo haya fiado el ideal de su profesión a las ficciones literarias, cinematográficas y televisivas. Por eso en Tentaciones les damos la palabra a los auténticos investigadores privados, para que así confirmen o desmientan varios mitos sobre su trabajo.

1. Viajes solitarios por la carretera y alojamiento en moteles cochambrosos

Gracias a esas ficciones que poco a poco han ido masajeando el imaginario popular, uno se imagina la rutina de un detective como una road movie polvorienta de constantes paradas en moteles de carretera lúgubres. Lucas López, responsable de una agencia de detectives privados, admite la condición solitaria de su trabajo, pero niega el aura novelesca de la vida motelera. “Los viajes no suelen ser tan largos, como mucho una semana, y a la hora de alojarte, sueles elegir el mismo hotel del investigado, o al menos uno cercano.”

José Luis lleva doce años ejerciendo y no recuerda haberse registrado nunca en una habitación de mala muerte, sino más bien todo lo contrario. “He trabajado casi siempre con investigados que no se privaban de nada al irse fuera. Alguna vez la clienta se ha quedado asombrada al ver las fotos y las facturas, porque el marido racaneaba todo lo posible al irse de vacaciones con la familia, pero con la amante iba a todo trapo.”

2. Métodos ridículos de camuflaje

Una amiga ilustradora me comentó una vez que su compañero de piso, investigador privado de métodos un tanto rudimentarios, le había pedido prestado su caballete como pretexto para pasarse varias horas en una plaza, supuestamente “pintando”, mientras realizaba una vigilancia. Este pico esperpéntico no parece ser la tónica habitual de la profesión, pero sí es cierto que los detectives se ven a veces obligados a disfrazarse. “Es más habitual de lo que parece”, admite Lucas. “Recuerdo un caso en el que investigábamos una baja laboral. La mujer alegaba que no tenía papilas gustativas, o no tenía olfato, o algo así. Pusimos un stand y le dimos a probar un producto, grabándolo en cámara oculta. No es lo más frecuente, pero pasa.”

José Luis le lleva la contraria con lo de la frecuencia. Oyéndolo hablar, casi se podría inferir que su día a día es un mortadelesco pase de modelos. “Me he hecho pasar por panadero, por camarero, por pocero, por limpiacristales, por chófer y hasta por periodista”, dice, y entonces se ríe, haciéndome notar que acaba de citar mi profesión.

3. ¡Sobornos!

Imagina que la persona a la que estás siguiendo te pesca justo después de que tú le pesques a él con las manos delatoramente manchadas de alguna apetitosa masa, luego te pregunta cuánto te pagan por el trabajo y al fin te ofrece el doble para que des un informe positivísimo sobre sus actividades que omita cualquier mención a 1) sus manos y 2) la masa. ¿Pasa esto o no pasa? Sara, investigadora de ámbito nacional, afirma que sí, “sobre todo en casos de cuantías importantes. Evidentemente, se rechazan.” Lucas, sin embargo, no ha tenido la misma experiencia. “Nunca nos ha pasado eso en la agencia. Para llegar a ese punto tendrían que detectarnos antes, y nosotros preferimos dejar de seguir al investigado en cuanto vemos que sospecha algo.”

4. Viejos amores del pasado que cruzan el umbral de tu puerta para pedirte un favor

Probablemente fumando y probablemente contoneándose; contoneándose así como de manera muy fatal. A Sara le pasó con un ex novio, y aunque resulta atrevido imaginarse a este ex novio caminar con el amenazante garbo de una Bacall o una Simmons o una Hayworth, podemos hacer el esfuerzo. “Quería que investigara a su pareja actual”, aclara ella. Le pregunto si ese tipo de encargos se reciben con naturalidad o con un jiji mental de satisfacción. “Como para nosotros es rutina, lo vemos como algo normal. Lo tenemos tan interiorizado que no le damos importancia.”

Lucas, por su parte, añade: “Un amor mío personal no, pero sí nos ha pasado en varias ocasiones que gente mayor, ya de 80 ó 90 años, quiera localizar a la primera novia que tuvo. Casi siempre es gente con problemas de salud o que ha enviudado y quiere recuperar un viejo amor, ya sea porque se encuentran solos o porque quieren despedirse de alguien.”

5. Vida pendenciera y alcohólica

De forma idealizada, uno se imagina a los detectives levantándose ojerosos sobre una mancha de ceniza, preparándose el café con el filtro del día anterior y enmascarando un fondo sensible tras una coraza cínica de sarcasmos, flirteos constantes y cogorzas atómicas. ¿Puede un detective llevar una vida ordenada? Parece que más bien sí. “El mito no tiene nada que ver con la realidad”, afirma José Luis, “somos personas normales”, dice, y lo dice contundentemente, casi como reivindicándose. “Habrá tantos borrachos como en el ámbito de los funcionarios o los políticos, yo qué sé”.

Sara apoya esta tesis: “Yo tengo un hijo y he llegado a trabajar embarazada, para que te hagas una idea. La vida familiar es totalmente compatible con el trabajo.” Lucas, por su parte, aporta un triste matiz. “En mi caso en concreto, llevo una vida bastante normal, pero sí es verdad que la mayoría de mis compañeros están divorciados. Es una profesión solitaria.”

6. Ex policías reciclados como detectives

Ese viejo granuja ha dejado el cuerpo, pero no quiere decir que se le hayan disecado las ganas de acción. ¿Realidad o mito? “Es bastante común”, afirma Lucas. “Hay muchos inspectores que piden una excedencia o se prejubilan. Con la ley anterior tenían que abrir esperar dos años para ejercer como detectives, pero con la nueva ley van a tener incluso más facilidades.”

Le pregunto a Sara si estos ex polis son una competencia feroz y me dice sí, “especialmente en los precios”.

7. Mendigos confidentes

Es un clásico del género negro que los detectives tengan un ejército de confidentes habituales en las calles, a cada cual más estrambótico, desde traficantes y prostitutas a mendigos ciegos que dan más o menos información dependiendo de cómo suene la tacita a la que echas las monedas. “No es exactamente así”, dice José Luis, “pero si trabajas en una ciudad acabas conociendo sus barrios, su gente, y hay personas que por su profesión o lo que sea, vaya, pueden estar más en contacto con distintos ambientes. Hay que pensar en ello como algo lógico, no como una cosa sórdida ni mucho menos”. Sara admite que “es normal acabar acudiendo a las personas más vulnerables para sacarles información. Suena mal, pero es así.”

8. Enemistad antológica con algún policía que se cruza siempre en tu camino

¿Quién no se imagina a un buen husmeador tirando el fedora al suelo y exclamando?: “¡Maldita sea, ese sabueso vuelve a interferir en uno de mis casos para cortarme las alas!” Probablemente nadie, pero la duda queda ahí. Lo cierto es que todos los detectives consultados hablan de una relación más o menos cordial con los agentes de la ley, en parte reforzado por el acuerdo Red Azul, una iniciativa que estrecha la colaboración entre fuerzas del orden público y seguridad privada.

Para ilustrar este ánimo cooperativo, Lucas cuenta la siguiente anécdota. “Una vez me detectó un investigado, y cuando vino la policía me identifiqué a escondidas de él. Luego ellos me pusieron las esposas y me sacaron como si fuera un ladrón, por lo que el investigado se quedó tranquilo y yo pude seguir haciendo mi trabajo. Fue un detalle. El problema viene cuando estás trabajando en algún pueblo perdido de la mano de dios y uno que sospecha llama a su amigo policía o guardia civil para que vaya a entorpecerte. Esto es raro, de todos modos.”

9. ¡Violencia!

Leyendo las novelas de Raymond Chandler, daba la impresión de que Philip Marlowe no completaba el día si no acababa inconsciente por culpa de algún cachiporrazo en la cabeza que le hacía despertar a la mañana siguiente en otro lugar completamente distinto. José Luis no niega los riesgos de su oficio, pero afirma haber conocido más episodios de violencia por boca de terceros que de su propia experiencia.

“Claro que hay peligro”, dice Sara, por su parte. “Ten en cuenta que nosotros en teoría no podemos investigar delitos públicos, pero hasta que no tienes pruebas no sabes si se trata de un delito público o no. Una vez las tienes, sí estás obligado a acudir a la fiscalía. Pero hasta entonces… O sea que sí, hay casos que pueden ser delicados.”

Lucas dice que todo depende de la gente a la que investigues. “Alguna vez me ha pasado de estar siguiendo a una persona que trafica con drogas por un tema relacionado con una baja laboral o una infidelidad. Ésa gente suele fijarse muchísimo, están siempre muy alerta, y lo que menos se esperan es que les estés siguiendo por eso. Hay que tener cuidado.”

10. Dos casos que de repente están relacionados

La clásica revelación del tercer acto no parece gozar de la misma espectacularidad en la vida real. Sara tiene que escarbar en su memoria para encontrar momentos más bien atribuibles al puro azar, como acabar grabando a alguien que paseaba mientras estaba de baja durante el transcurso de otro caso.

“Sí nos ha pasado”, dice Lucas. “Una vez nos contrató un padre para seguir a su hijo, y luego el hijo nos quiso contratar para saber si le seguía alguien. Cuando esto sucede, lo más ético suele ser quedarnos con el primer encargo, claro.”

José Luis, por su parte, nos ve rápidamente el plumero y concluye: “Esas cosas no pasan así, como os pensáis. Es todo mucho más aburrido. No vas a encontrar nunca una caja de cerillas que te resuelva un caso de competencia desleal y al mismo tiempo el asesinato de Kennedy”.

Fuente: El País