“Hay gran cantidad de ciudadanos en situaciones injustas por no saber que un detective podría haberle ayudado”

Enrique Arranz, Presidente del Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya: “Hay gran cantidad de ciudadanos en situaciones injustas por no saber que un detective podría haberle ayudado”.

La figura del detective privado se corresponde con un profesional de la investigación, formado y especializado, que debe cumplir unos requerimientos legales y que debe operar siempre dentro del marco legal, que no puede aceptar cualquier caso y que no debe usar medios ilícitos.

Sobre la figura del detective privado, los servicios que presta y la importancia de fomentar su papel en nuestra sociedad hablamos con Enrique Arranz, Presidente del Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya
1. ¿Qué competencias profesionales y personales consideras que debe reunir un detective privado?

Desde un punto de vista legal se requiere:

Tener la nacionalidad de alguno de los Estados miembros de la Unión Europea
Estar en posesión de un título universitario de Investigación Privada
Carecer de antecedentes penales por delitos dolosos.
Además de no haber sido sancionado en materia de seguridad privada.

Además y ya a título personal, considero que debe tener vocación de servicio a las personas, capacidad analítica, visión estratégica y mucha intuición.

Son básicos la ética, la discreción, la confidencialidad, la profesionalidad, la integridad, la responsabilidad y la eficiencia.

Es importante tener claro que el detective que ejerce debe tener su Tarjeta de Identificación Profesional (TIP) y estar dado de alta en su actividad en el organismo de control correspondiente.

¿Por qué debemos fomentar el papel de los detectives privados en nuestra sociedad?

En la mayor parte de ámbitos judiciales la carga de la prueba es básica para defender los derechos de los ciudadanos y en este país, la obtención de información y pruebas solamente pueden realizarla los detectives privados de forma exclusiva por Ley. Son muchos los ciudadanos que por no obtener pruebas pierden la posibilidad de ejercer sus derechos y precisamente los detectives estamos para garantizarlos.

Por otra parte, además de la ayuda a los ciudadanos, prestamos servicios a empresas, grandes corporaciones, bancos, sector asegurador, etc. La realidad es que en todos los ámbitos es necesaria la participación del detective y es importante que exista difusión de todo aquello que un detective puede hacer en beneficio de la sociedad de forma global.

Si tuviera que resumirlo en una frase: Hay gran cantidad de ciudadanos en situaciones injustas por no saber que un detective podría haberle ayudado.

3. ¿Qué tipo de servicios profesionales presta un detective privado?

En el siguiente link puede ver una enumeración de los servicios que suelen prestar los detectives privados, que no son pocos.

Hoy en día la cantidad de servicios ofrecidos es amplia y variada. Son servicios habituales investigaciones relacionadas con:

Modificación de medidas en convenios reguladores
Situaciones de baja fingida
Casos de competencia desleal y fugas de información
Defensa de marca y propiedad intelectual
Asuntos relacionados con arrendamientos urbanos y incumplimientos de contratos
Ciberinvestigación
Fraude
Etc.

4. El Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya cuenta con más de 400 profesionales, ¿qué servicios ofrece el Colegio a sus colegiados?

Cuando un Detective Privado se colegia entra a formar parte de un colectivo, hecho que da garantías tanto al detective como a quienes piden sus servicios.

Básicamente las funciones del Colegio son:

Asesorar a sus colegiados en ámbitos jurídicos amplios
Disponer de una Comisión de Deontología para velar por la buena praxis de los colegiados.

Perseguir el intrusismo profesional
Asesorar a ciudadanos que requieren servicios de detectives y necesitan conocer la profesión.

Ofrecer servicios de formación para que la profesión siempre esté actualizada
El Colegio negocia para el colectivo opciones beneficiosas con empresas que le pueden facilitar su trabajo.

Dispone de una intranet con servicios exclusivos para colegiados
Realizamos un congreso anual para el intercambio de conocimiento entre profesionales

Mantenemos relaciones institucionales con otros colectivos para conseguir retroalimentación entre todos.

La huella digital

Nos lo han puesto de manifiesto en repetidas ocasiones: investigar a alguien cada día es más fácil. Cualquier persona posee hoy en día un arsenal de gadgets y aparatos que sería la envidia del mismísimo James Bond, y que van mucho más allá de lo que la prolífica imaginación de Ian Fleming habría podido anticipar. Cámaras de video  de bolsillo de alta resolución, localizadores de movimientos vía satélite, micrófonos fácilmente camuflables,  grabadores de conversaciones telefónicas…etc. Todas ellas utilidades que el más común de los teléfonos inteligentes incorpora, y que están al alcance de los millones de usuarios de estos dispositivos.

Nada de las cámaras en miniatura ni los engorrosos microfilms de las antiguas películas de espías. Sin duda, estas son las nuevas herramientas del detective privado del siglo XXI.

Se diría que el trabajo de un detective privado en Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, como en cualquier otra ciudad del hemisferio desarrollado del planeta, ya lo puede desempeñar cualquiera. Pero nada más lejos de la realidad. Precisamente las nuevas tecnologías son nichos de delincuencia por un lado y, por otro, resquicios para la investigación y averiguación de hechos ocultos, que solamente un profesional cualificado, debidamente formado y acreditado mediante la oportuna licencia del Estado está en condiciones de identificar y emplear adecuadamente en uno y otro caso. Siempre eso sí, dentro del margen de la legalidad.

Y es que el conocimiento que el detective privado tiene de los límites impuestos a su profesión – nadie mejor que un detective sabe hasta dónde puede llegar y hasta donde no – es la mejor garantía de que el resultado de sus investigaciones pueda ser aceptado como prueba ante un juez en unos casos, o no vulnere derechos de terceros que puedan originar perjuicios a la persona por cuenta de quién se esté investigando. Además de las nuevas herramientas, el conocimiento del oficio y de las nuevas formas delictivas, permite que un sólo detective privado pueda evitar muchos fraudes.

En definitiva, gracias a la huella digital que dejamos diariamente, un detective privado puede averiguar que estamos incurriendo en un fraude por una baja fingida, pongamos por caso. Una etiqueta o una foto compartida por un allegado en una red social, de la que no hayamos tenido constancia en el momento en que fue tomada, puede ser suficientemente reveladora. Como sucedía en el paradigmático caso de la persona cuya baja laboral no le impedía correr maratones, según atestiguaban ciertas fotos inocentemente publicadas por alguno de sus contactos.

 

Las tecnologías y los nuevos casos favorecen el auge de los detectives

Los detectives privados conforman una profesión en crecimiento que, aunque peligrosa, atrae a muchos jóvenes. Su labor ha cambiado en los últimos años con la llegada de las nuevas tecnologías. En un principio se centraban principalmente en temas familiares o de pareja, como infidelidades o custodias de menores de edad. A día de hoy se ha profesionalizado mucho: «No ha crecido, sino que ha cambiado la tipología de las investigaciones». Se enfocan en temas mercantiles relacionados con la propiedad intelectual o la competencia desleal, así como laborales centradas especialmente en las bajas fraudulentas. En los últimos años las contrataciones se decantan hacia las nuevas tecnologías. También existen algunas divisiones dentro de los despachos que se enfocan a temas concretos como puede ser el fraude agrícola.

Lo que más contratan los clientes es la comprobación de las lesiones causadas por un accidente de tráfico, así como bajas laborales fraudulentas. Existe un crecimiento de las investigaciones relacionadas con patentes y marcas debido al tejido industrial y empresarial. Quien más solicita estos servicios son grandes empresas, aseguradoras y mutuas. Por su parte, los investigados no siempre son particulares, sino también las propias entidades. Son habituales los estudios mercantiles para comprobar el patrimonio real de una compañía o informes de solvencia. Sin adentrarse en los delitos públicos, sí que corroboran la responsabilidad civil derivada de los mismos. Ellos se encargan de determinar la posible indemnización que existe en robos, accidentes de tráfico o atropellos de peatones.

Tras haber investigado a alguien, el detective debe acudir al juzgado para presentar las pruebas y allí «les ven la cara». Además, durante la vista se les llama por su nombre y no por su número de identificación fiscal, ya que la Ley de Enjuiciamiento Civil aún no recoge este cambio. «Hay compañeros que incluso tienen que ir disfrazados a juicio para no ser reconocidos».

El desarrollo de esta profesión también interfiere mucho en su vida privada y familiar: «Tenemos que viajar mucho, hacer servicios de noche y los seguimientos duran desde las siete de la mañana hasta las ocho de la tarde». Pese a ello consideran que es un trabajo ágil y dinámico, especialmente para los jóvenes, que suelen tener menos inconvenientes a la hora de desplazarse cada día a un sitio diferente o cumplir con ciertos horarios.

Los principales problemas actuales de la profesión son la falta de unificación y el intrusismo. Por un lado existen varias leyes autonómicas que regulan de forma diferente el trabajo en cada lugar del país. No existe un colegio profesional o una asociación única que aúne a todos los detectives de España. Por tanto no se defienden los intereses del colectivo y, según explican, el nuevo reglamento de seguridad «será un caos que provoque el cierre de muchos despachos» por los nuevos requisitos que se les exigirán.

Junto a este se presentan los falsos detectives que operan sin licencia ni estudios: «Actúan sin apenas equipo técnico y a cambio de unas tarifas mínimas. La Policía toma medidas contra ellos, pero las sanciones que reciben son muy pequeñas». En grandes ciudades existe un problema añadido: la restricción de uso de vehículos privados en ciertas zonas. Los despachos de detectives ya negocian con los ayuntamientos para que se les permita operar a pesar de estas normativas. De no ser así, aseguran que perderían dinero en muchos de sus servicios.

El panorama ha cambiado mucho: «A nivel nacional, el sector antes lo copaban cinco o seis empresas dirigidas por personas que llevaban bastantes años en esta profesión. Pero hoy en día ha crecido la competencia y hay 700 u 800 detectives muy jóvenes por todo el país». Explican que esto se debe al reciente impulso que ha tenido esta profesión entre los estudiantes de comunidades como Castilla y León o Madrid. Muchas universidades crearon hace unos años grados de criminología que tuvieron mucho éxito en sus inscripciones.

Un aspecto importante de esta profesión es el relativo a su campo de acción. Únicamente pueden investigar cuestiones privadas. De los delitos públicos solo las injurias y calumnias se encuentran a su alcance, el resto corresponde a competencias de Policía y Guardia Civil. Por ello, no existe como tal una colaboración directa entre cuerpos de seguridad y detectives. Sin embargo, sí que cuentan con su ayuda en caso de requerir la obtención de ciertas informaciones como pueden ser los atestados de accidentes de tráfico. También, el propio detective debe contactar con la policía en caso de observar cualquier delito durante el desarrollo de su actividad.

Además, para contratar sus servicios debe haber un interés jurídico. Tiene que existir una relación jurídica con el investigado, ya sea familiar, contractual o de otro tipo. En el comienzo de cada servicio se firma un contrato y se crea un registro de actividad que se traslada posteriormente a la policía. También se debe comprobar, en caso de ser un tema familiar o de pareja, la inexistencia de denuncias por malos tratos. La policía será en ese caso quien permita o no que se inicie el proceso.

Los detectives pueden investigar en cualquier lugar, ya sea público o privado, salvo el domicilio del particular. Tampoco pueden tomar la imagen de menores de edad salvo previa autorización de los padres o si se trata de una información relevante y necesaria para el juicio. Es habitual que, debido a su trabajo, sufran denuncias por parte de las personas investigadas cuando se dan cuenta de que son vigiladas. Sin embargo, Policía y Guardia Civil cuentan en sus bases de datos con las matrículas de los vehículos de los detectives del mismo modo que pueden conocer las investigaciones que se llevan a cabo. Además, al operar con una licencia emitida por el Ministerio del Interior no pueden sufrir denuncias ya que cuentan con su autorización.

En el desarrollo de la investigación emplean vehículos preparados para poder pasar desapercibidos e incorporan cámaras ocultas tanto en el propio automóvil como en el cuerpo del detective. También disponen de material auxiliar como cámaras de mano o grabadoras de voz. En algunos recintos como restaurantes recurren a instalaciones fijas para grabar robos o vigilar el correcto trabajo de los empleados de una empresa. Internet ha colaborado igualmente a facilitar su labor de obtención de información. Existen aplicaciones y programas que rastrean todos los datos disponibles en la web sobre la persona investigada. Aseguran que en muchos casos es un error compartir demasiados contenidos personales a través de las redes sociales. Los detectives siempre deben aportar al cliente un informe pericial que este debe entregar al juzgado. En él se recoge toda actividad realizada por los investigadores. Además, están obligados a personarse en los juicios el día de la vista para responder a las preguntas de jueces, fiscales y abogados de ambas partes. Allí ratifican la elaboración de este informe y presentan un vídeo con un resumen de todo lo grabado que actúa como prueba en el proceso.

Los despachos no suelen ser muy grandes y suelen operar como autónomos o sociedades limitadas unipersonales. En ciudades más pequeñas no hay un volumen suficiente de trabajo que permita que actúen muchos profesionales.

Para acceder a esta profesión existen dos vías. Puede obtenerse el título propio tras tres años de estudio en una universidad o bien cursar el grado en Criminología que suele permitir la obtención de la licencia de detective. En un futuro existe la posibilidad de que se cree un grado específico de Seguridad Privada. En cuanto a la obtención de la licencia, existe un «férreo control para proteger los derechos fundamentales de los objetivos». Se debe estar dado de alta en la Seguridad Social, presentar un seguro de responsabilidad civil y de caución y cumplir con el Reglamento de Seguridad Privada cuyo borrador está próximo a publicarse.

 

Algunos despachos de detectives hemos crecido con el turismo

Quedar con un detective privado tiene su aquel. Imaginen la escena: una terraza de Palma llena de guiris ajenos a los temas que vamos a tratar y el móvil de nuestro detective, sobre la mesa. No puedo evitar preguntarme si me estará grabando. A ver, que hoy a la que toca grabar es a mí. Juan Carlos Cabanach maneja mucha información de los temas más controvertidos de Baleares.

Acostumbrado a moverse off the record, elemental querido Watson, hoy, on the record el director de Grupo Cabanach y presidente de la Asociación de Empresas de detectives privados de España, AEDP, nos cuenta cómo ha cambiado su sector. Y es que no sólo de infidelidades y picaresca ante los seguros viven sus despachos. En las Islas, entre otros temas, investigan casos de fraude por intoxicaciones de turistas, denuncias por alquileres turísticos… Y de detectives se habla, también, en el caso Cursach, todavía con una parte bajo secreto de sumario.

Pregunta.- El juez del caso Cursach ha denunciado indicios de que tanto el propio instructor como el fiscal están siendo seguidos por detectives privados. Aclárenos, con la Ley en la mano, ¿esto sería legal? ¿A su despacho se lo han propuesto?

Respuesta.- Seguir al juez del caso Cursach o al fiscal sería absolutamente ilegal. No se pueden realizar investigaciones prospectivas, se debe contar con una solicitud legítima. A nuestro despacho no le han propuesto este asunto y por supuesto no lo hubiéramos aceptado y, si nos proponen asuntos ilegales, damos cuenta de ello.

P.- En el caso se apunta a seguimientos a políticos y empresarios de la trama. ¿Grupo Cabanach ha participado en ellos? El nombre de su despacho aparece en el sumario, ¿verdad?

R.- Sí, nuestra marca aparece según hemos podido saber cuando se han producido levantamientos parciales. Se evidencia, y por lo tanto, no realizo ninguna revelación de secreto. No hemos realizado seguimientos a políticos en este caso y nuestras actuaciones están ajustadas a la Ley.

P.- Policías corruptos, sexo, drogas, testigos protegidos, amenazas, empresarios de la noche… El caso se complica más que un turbulento guión de cine… ¿Las cloacas de la noche mallorquina son tan oscuras que parece que nadie se libra?

R.- Las cloacas de cualquier noche son muy oscuras, pero también lo son las cloacas diurnas. Considero que para poder opinar bien, hay que poder estudiar el caso y se debe para eso producir el levantamiento del secreto.

P. – Hubo un tiempo en que unos políticos se espiaban unos a otros incluso dentro de su propio partido. ¿Se ha dado en las Islas? ¿Ustedes han trabajado en estos seguimientos?

R.- Te puedo decir que sí, porque salió en múltiples medios de comunicación con todo tipo de interpretaciones y no me resultó cómodo.

P.- Desde el caso Método 3, la Policía controla más los despachos de detectives, ¿en qué consiste este control?

R.- Se ha modificado la Ley. Todos los encargos deben ser por escrito al igual que los informes y se debe detallar en cada expediente quién interviene, si hay peritos que colaboran, que medios técnicos se utilizan… en definitiva, más transparencia. Hemos acertado y los despachos históricos, así como los que tienen intenciones de profesionalizarse, aceptan con gusto.

P.- ¿Es complicado hacer seguimientos en una sociedad pequeña como Mallorca? ¿Cómo sabe cuándo le han pillado? ¿Cómo actúa?

R.- Cualquier seguimiento puede ser muy complicado. Pocas veces nos pillan. Si bien, evidentemente en alguna ocasión se puede dar. Y se debe finalizar el seguimiento y ser transparente con el cliente.

P.- La operación ha estallado esta semana: la trama de falsas intoxicaciones de turistas. La Federación Hotelera está contando con los servicios de detectives privados para desenmascarar la trama. ¿Cómo actúan en estos casos? ¿Qué nos puede contar?

R.- Tengo entendido que la Federación Hotelera ha realizado gestiones y ha mantenido reuniones institucionales a diferentes niveles. Si bien, tengo constancia de que diferentes empresarios hoteleros han tenido que contratar abogados y detectives para recopilar pruebas debido a que estaban en una situación de desamparo.

P.- Pero el trabajo de los detectives ha sido clave para poner en marcha la operación, ¿no es así?

R.- El trabajo de los detectives ha sido el inicio del mismo, comenzaron a tirar del hilo. En este caso, también bajo secreto de sumario, los detectives se subordinan a la Guardia Civil, que está haciendo un gran trabajo con una completa investigación.

P.- La ley, ¿les obliga a denunciar cualquier hecho delictivo con el que se encuentren en sus investigaciones?

R.- Efectivamente, los detectives privados estamos obligados a participar a las autoridades competentes de los hechos delictivos de los que tengamos conocimiento.

P.- Siguiendo con el turismo, ¿en Baleares hay algún tipo de espionaje en este sector?

R.- Más que espionaje, me gustaría hablar de investigación. Los empresarios turísticos utilizan frecuentemente los servicios de despachos profesionales de detectives. Se realizan multitud de encargos y de lo más variopintos. Además, algunos despachos, entre los que nos encontramos nosotros, hemos crecido empresarialmente con la industria turística y hemos ido adaptando nuestras estructuras al servicio de dicho sector.

P.- ¿Ejemplos de estos trabajos?

R.- Ahora mismo está muy de moda el mystery guest, con esta figura chequeamos el cumplimiento de la normativa en los hoteles, desde el funcionamiento del checking hasta la limpieza de las habitaciones, pasando por normativas como la ley antitabaco y que está prohibido dispensar medicamentos. Comprobamos que todo se cumple. También investigamos casos de pérdida desconocida. Se da, por ejemplo, en el coste menú. Existe, por ejemplo, el fraude en la cocina: el cocinero, o el segundo, sustrae género, sacándolo a través de la basura: gambas, filetes… Hemos hecho muchas operaciones de este tipo y ha habido detenciones. En los bares controlamos cajas y camareros, si invitan, si autoconsumen…

P.- Con el alquiler turístico se ha abierto una nueva línea de trabajo para los detectives. ¿Es fácil demostrar que un vecino dedica su piso al alquiler turístico? ¿Cuál es su cliente tipo?

R.- El cliente suele ser una persona perjudicada por las molestias que ocasionan dichas viviendas, comunidades de propietarios o vecinos particulares. En contra de lo que parece, demostrar algo como la ocupación turística de una vivienda es más complicado de lo aparente.

P.- ¿Y eso?

R.- Se buscan subterfugios: se alecciona a los turistas para que no abran la puerta, para que digan que son amigos. Y uno puede tener mil amigos internacionales y a tu casa puedes invitar a quien quieras. Para demostrar que una vivienda se está alquilando a turistas tienes que buscar una evidencia.

P.- ¿Cómo?

R.- Muchas veces es el mismo detective el que tiene que alquilar la casa, directamente o través de las agencias, y así recopilar pruebas.

P.- Uso masivo de internet, redes sociales, ¿el mundo digital complica las investigaciones o las hace más fáciles? ¿Aparecen nuevos casos a investigar?

R.- Sin duda, es un gran progreso. Nosotros disponemos de ciberdetectives. Entre los trabajos que realizamos se encuentra la verificación de identidad, como en relaciones por internet muy consolidadas pero en las que todavía no se ha producido el primer encuentro. En internet se da mucha usurpación de identidad, por eso tenemos clientes que nos piden corroborar que van a quedar con esa persona con la que han estado chateando. También realizamos lo que se llama trabajo de inteligencia, con motores de búsqueda de información que llegan a los años 50 y 60. Se trabaja con buscadores que no están al alcance de cualquiera y nos permite, por ejemplo, relacionar a personas que en un juicio niegan conocerse, etc. En internet, aunque se quiera borrar, siempre queda algo.

P.- Su carrera es un grado universitario, pero hoy con un simple móvil cualquiera lleva un micro y una cámara. ¿Las nuevas tecnologías han traído mucho intrusismo a la profesión?

R.- Los detectives privados tenemos mucho intruso. Me atrevería a decir que hay de dos tipos. Internos y externos. Los externos son personal que no cuenta con la habilitación del Ministerio del Interior y que realiza funciones de detectives. Ahora se llaman Agencias de Inteligencia, pero también lo hacen agencias de noticias, donde se ofrecen a hacer investigación, informes, lo que se llama inteligencia empresarial. Lo que yo llamo intrusismo interno proviene de una serie de universidades que te acreditan online como detective. Se hace todo en la red, en 3 años te habilitan, sin experiencia. Los abogados tienen un curso, prácticas… Aquí, sin embargo, vemos desastres y eso es malo para el cliente, para la imagen del colectivo y para esos mismos detectives que sin experiencia pueden tener problemas y llegar a imputaciones.

P.- ¿Cómo se esconde hoy un teleobjetivo?

R.- Somos camaleónicos y un detective tiene que tener imaginación y reinventarse.

P.- ¿Qué tipo de profesionales trabajan para un despacho como Grupo Cabanach? ¿Cuántos detectives tiene en su despacho? ¿Cuántos casos abiertos de media?

R.- Multidisciplinares. Todos habilitados y contamos con una plantilla media de colaboradores que rondan los 40. Casos de media, directamente como detectives, unos 200. No obstante, asesoramos permanentemente a grandes compañías (el detective no sólo investiga).

P.- Alguno de los casos más complicados que haya resuelto (y que nos pueda contar, claro está).

R.- La localización de una menor desaparecida que se escapó de su hogar y familia en diferentes ocasiones y nos hizo recorrer media España.

P.- Si no me equivoco su padre fue el primer detective privado que hubo en Mallorca, ¿Qué aprendió de él?

R.- Mi padre me aportó principios y valores, además de transmitirme bastantes técnicas y experiencias profesionales igual que a otros miembros de la plantilla hasta el año 1995 aproximadamente. De su despacho salieron grandes profesionales. No obstante, he trabajado también para despachos de Barcelona y Madrid y he colaborado con agencias extranjeras y de inteligencia cuando aquí todavía no se conocían.

P.- ¿Alguno de sus hijos quiere seguir sus pasos?

R.- Supuestamente sí.

P.- La última. ¿Le han contratado alguna vez para investigar a periodistas?

R.- Sí. Nos han contratado en diferentes ocasiones para investigaciones a periodistas y hemos realizado nuestro trabajo. Si bien, también nos han atribuido seguimientos a periodistas que nunca habíamos realizado. Algún día ampliaremos este tema.

Detective privado, una profesión bajo sospecha y que carece de regulación propia

Para Javier Hidalgo, detective privado con más de veinticuatro años de investigaciones a cuestas, su profesión está “del lado de los buenos”, por más que el “desconocimiento entre la sociedad” y las declaraciones “oportunistas” de algunos políticos hayan cuestionado su utilidad y, sobre todo, sus límites. En su mente está la polémica por el informe —finalmente retirado por el abogado que lo propuso como prueba— sobre la actividad en redes sociales de la joven presuntamente violada por cinco hombres durante las fiestas de San Fermín.

“Esto hace daño a la profesión”, reconoce Hidalgo, porque se genera una “desconfianza” en la sociedad, aunque “comprensible” debido a la desinformación sobre la “férrea” legislación a la que se somete al colectivo de detectives privados en España. La situación de estos trabajadores, que han aprendido a convivir bajo el foco, y las últimas polémicas judiciales, llegaron incluso a centrar el debate esta semana del Senado, donde Podemos presentó una moción para impulsar al Gobierno a que ponga coto a la investigación privada. “No somos un bulto sospechoso o unos personajes incómodos, somos un recurso útil, legal, que ofrece todas las garantías y, en ningún caso, enemigos de las personas a las que investigamos”, defiende Hidalgo. También lamenta que el contenido de estos informes elaborados por detectives hayan visto la luz, porque “debería ser secreto, que se quedase en la privacidad de un proceso”, si bien recuerda que “todo lo que no interesa a un detective, va al cajón del olvido y nadie se entera”.

La nueva ley de protección de datos

Los datos, el registro de quiénes somos, dónde estamos, qué hacemos, qué pensamos… se han convertido en el fundamento de internet. Si no podemos concebir un día sin Google, Facebook o Whatsapp, tampoco podemos prescindir de los datos que generamos como usuarios y que aprovechamos también com usuarios. Todo gira alrededor de esta industria invisible y multimillonaria que nos hace creer que los servicios virtuales son gratis y de la que ya no nos podemos desenganchar.

El problema de esta adicción es que el volumen de datos que se registra crece de modo exponencial, igual que crece la dimensión de los robos y los abusos, que han escalado hasta alterar procesos democráticos. Eso sí, frente a la desregulación estadounidense, Europa ha dado el paso de crear el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), el marco regulatorio más estricto hasta el momento.

Nuevos derechos

Ya que pasamos nuestra vida conectados al teléfono móvil o al ordenador, ¿en qué nos cambia la vida la entrada en vigor de esta norma? Básicamente, en que los usuarios de cualquier tipo de servicio en la red que registre sus datos -es decir, prácticamente todos- tienen nuevos derechos en lo que se refiere al registro y el uso de la información que le concierne. Es más control a su favor, aunque como sucede con todos los derechos, tienen más valor cuando se conocen.

¿Qué derechos?

El derecho de portabilidad de nuestros datos, por ejemplo, que incluye reclamarlos y depositarlos en otras compañías. Le sigue el de la limitación al tratamiento que se hace de ellos en función de nuestros intereses, junto con los ya tradicionales derechos de acceso, rectificación, supresión y oposición. “La norma también dedica un apartado específico al derecho a oponerse a las decisiones individuales automatizadas, incluyendo la elaboración de perfiles”, explica la Agencia Española de Protección de Datos.

“Supone un paso adicional en la protección de los ciudadanos”, explica Mar España, directora de la Agencia. “Es un cambio de modelo en la gestión de los datos personales, puesto que se pasa de un modelo reactivo a otro de carácter preventivo, a través de algunas herramientas como puede ser la privacidad por defecto, la privacidad desde el diseño o las evaluaciones de impacto en la protección de datos”.

Desde Adglow, una de las mayores empresas españolas de publicidad en redes sociales, el punto de vista es coincidente, aunque con matices. “Los usuarios quieren usar los servicios que las plataformas digitales de contenidos, e-commerce o sociales les ofrecen y están dispuestos a pasar por alto muchas cuestiones relativas a la seguridad y la privacidad”, señala su consejero delegado, Juan Domínguez. “Todo esto no quita para que la ley efectivamente proteja más a los usuarios y obligue a las empresas que usan o intermedian datos a ser más cuidadosos y advertir previa y repetidamente al usuario, que de todas maneras hará lo que le parezca mejor”.

Consentimiento

En opinión de este ejecutivo, el espíritu de la ley contrasta con la impulsividad de los usuarios al acceder a los servicios aceptando contratos que no se leen. “Los centros de gestión de privacidad de cualquier red social están disponibles y funcionan”, dice. “Lo que ocurre es que visitarlos conscientemente y dedicar tiempo para afinar qué y cómo compartimos nuestra actividad, sean fotos, posteos, o la huella del GPS del móvil, resulta tedioso”.

Así es. Nadie se lee los términos o los permisos que otorgamos cada vez que descargamos una app o nos dejamos seguir por una cookie. Ahora, entre los efectos más notables de la nueva ley está el de pedir permiso al usuario para la utilización de sus datos. Ése el motivo por el que en las últimas semanas los buzones electrónicos han recibido millones de mails que proponen renovar la relación con los destinatarios. A partir de ahora, se insistirá en el primer paso: preguntar.

Y no vale cualquier formato de pregunta. “Desaparece el denominado consentimiento tácito, de forma que aquellas entidades que basaban el tratamiento de datos personales en ese consentimiento tácito, no pueden seguir haciéndolo”, advierte Mar España. El consentimiento según el reglamento debe ser “inequívoco”, lo que exige registrar una manifestación del interesado o mediante una clara acción afirmativa. Ya no vale, por ejemplo, considerar como consentimiento la inacción o el uso de casillas ya marcadas. Y, por cierto: igual de fácil que obtener este consentimiento debe ser cancelarlo.

Iguales ante la ley

No todos los datos son iguales ante la ley. La nueva norma establece dos niveles básicos de datos. Hay datos que nos identifican específicamente como individuos, de manera que tienen protección extra, como pueden ser el DNI, la dirección de correo electrónico, el número de cuenta o cualquier dato asociado a una identidad. La información médica, la orientación sexual o creencias religiosas también entran en este capítulo. Ésta es la razón por la que, más allá de los términos y condiciones de aceptación obligatoria, Facebook pide explícitamente a sus usuarios consentimiento para registrar sus opiniones religiosas o, en su proyecto de servicio de citas, su orientación sexual.

Hay categorías de datos menos relevantes. “El dato ‘Madrid’ como lugar de nacimiento o de residencia no es de nadie”, explica el abogado especializado Borja Adsuara. “Lo que es ‘tuyo’ es tu intimidad. Lo que hay que proteger es la ‘asociación’ entre un sujeto y un dato, porque ese vínculo es lo que da información o dice cosas de ti. Cuando empaquetan ‘tus’ datos y te los llevas, lo que realmente te llevas son esos vínculos entre los datos y tú. No te llevas el dato ‘Madrid’ o tu edad, porque la edad es un número y no es propiedad de nadie y cambia todos los años”.

El hecho es que para el resto de datos que no son únicos, también hay condiciones. Una capacidad cada vez mayor de registrar cada uno de los pasos de los miles de millones de usuarios y de combinarlos en datos para construir perfiles segmentados crece de modo exponencial, de modo que lo que hoy puede considerarse un dato poco relevante -como el código postal o geolocalización a través del móvil- mañana puede entrar en una categoría más protegida.

Menos abusos

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Esta vieja sentencia conserva todo su valor en una industria digital que ha dado sus primeros pasos basándose en la explotación de datos personales de los usuarios para crecer hasta escalas nunca vistas. Las empresas deben ahora ser transparentes en su recogida de datos, en el uso que hacen de ellos y en el registro de lo que conservan y han utilizado.

También serán auditables y denunciables por los usuarios. «No hay más abuso que un mal uso», opina Domínguez, cuya empresa basa su negocio en intermediar entre anunciantes y grandes plataformas. “Y esto es recíproco. Las grandes empresas tienen la capacidad de relacionar silos de información aparentemente independientes, para sorpresa a posteriori del usuario. Y de nuevo, la forma de evitar el abuso como usuario es la de ser consciente del papel que cada uno representamos dentro de cualquier ecosistema digital. El sentido común se nos olvida en lo digital: ¿Es tal o cuál servicio gratuito? En caso afirmativo, probablemente estemos cediendo información en forma de localización, fotos, aspecto de una presentación o agenda de contactos”.

Desde la AEPD dicen que al 80% de los españoles le preocupa su privacidad en internet. “Además, se ha producido una evolución en relación a las reclamaciones”, indica España. “Cada vez son más los usuarios que reclaman a la Agencia por cuestiones como, por ejemplo, la publicación de fotos en internet, que quieren eliminar un vídeo de una determinada red social o incluso la difusión de datos personales sin consentimiento a través de aplicaciones de mensajería instantánea”, añade la directora, que recomienda a los usuarios la lectura de las fichas de privacidad y seguridad en internet de la AEPD.

Y más multas

La filosofía del nuevo GDPR es poner cierto control a una industria que se ha vuelto gigantesca no sólo en Silicon Valley sino en la propia Europa, donde los 60.000 millones de euros que genera esta actividad son motivo suficiente para protegerlo como un sector que en el plazo de apenas cinco años podría emplear a tantas personas como la industria del automóvil, con 12 millones de trabajadores. Las multas pueden ser también a escala: un 4% de la facturación global de una empresa. Así, en el peor de los casos, un gigante como Apple podría pagar hasta 8.000 millones de euros.

El 87% de los directivos busca invertir más en ciberseguridad

Un estudio de EY apunta que el 89% de los directivos considera que las soluciones de ciberseguridad para combatir las amenazas en su organización no son suficientes y abogan por incrementar los presupuestos en seguridad.

Aunque las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de invertir en soluciones de ciberseguridad, el Global Information Security Survey (GISS) de EY, que recoge las opiniones de 1.200 ejecutivo de compañías de todo el mundo, ha dejado constancia de la creciente preocupación de los directivos por mejorar las medidas que se adoptan en sus organizaciones para combatir las crecientes amenazas.

Si bien en los últimos años el aumento y sofisticación de los ciberataques ha impulsado la adopción de soluciones de ciberseguridad, para el 89% de los directivos las medidas adoptadas no han dado respuesta a todas las necesidades de su compañía en esta materia.

En este sentido, el 59% de los encuestado apunta hacia las restricciones en los presupuestos que se destinan a la seguridad como el principal motivo de que no estén cubiertas todas las necesidades; mientras que un 58% señala a la falta de recursos especializados como una de las principales causas de estas carencias en ciberseguridad corporativa.

Uno de los puntos a destacar de este informe que, para el 29% de los encuestados, aún existe una falta de concienciación y apoyo por parte de la cúpula directiva de la compañía, lo que constata la necesidad de que la dirección de las organizaciones perciba la importancia de invertir en soluciones de ciberseguridad para evitar y minimizar los daños que podría conllevar un ciberataque que, en muchos casos, puede superar con creces las partidas de presupuestos que se destinan a la seguridad.

Una oportunidad para el canal TI

Si bien aún queda mucho trabajo de concienciación en las organizaciones, el estudio de EY apunta que, indudablemente, la realidad se está imponiendo y cada vez se invierte más en seguridad.

El 59% de los encuestados señalaba haber incrementado el presupuesto destinado a ciberseguridad en los últimos doce meses, si bien un 87% apunta que necesitaría aumentarlo un 50% más. Por su parte, un 12% vería adecuado incrementar ese presupuesto un 25% más.

Esto deja constancia de la enorme oportunidad que aún tiene el canal TI para seguir proporcionando soluciones de ciberseguridad al entorno corporativo. Una propuesta de ciberseguridad que debe ir de la mano de un asesoramiento experto que proporcione la solución y los servicios más adecuados a las necesidades de cada cliente.

Según este estudio, el 75% de los encuestados considera que sus sistemas de identificación de vulnerabilidades tienen una madurez muy baja o moderada, y un 56% manifiesta haber cambiado su estrategia y planificación sobre ciberprotección para hace frente a la sofisticación de los ataques o está en proceso de rediseñarla.

Y es que, el 57% de las organizaciones apunta no tener un programa formal de ciberseguridad o dispone de uno informal, un 48% no dispone de un centro de operaciones de seguridad (SOC) para monitorizar los ciberataques y un 12% no ha implantado ningún programa de detección de amenazas.

Sin duda, se trata de carencias que cada vez más las organizaciones son conscientes de la necesidad de cubrir y evitar, o minimizar en la pedida de lo posible, el impacto de las ciberamenazas. Una cuestión ineludible ya en las altas direcciones de las organizaciones si atendemos al hecho de que el 76% de los encuestados descubrieron tener una brecha de seguridad en su empresa tras sufrir un ataque.

Lista de equipamiento de los investigadores privados

Un investigador privado que comienza una carrera puede comenzar con un pequeño inventario de herramientas, tales como un vehículo de trabajo, ordenador y una cámara. Con el tiempo, muchos investigadores perfeccionan sus conocimientos en una o más áreas especializadas de investigación, así como investigaciones de infidelidad, investigaciones legales o verificación de antecedentes. Los investigadores utilizan diferentes herramientas, dependiendo de sus especializaciones, por ejemplo, un investigador de la infidelidad suele utilizar una gran variedad de cámaras fotográficas y de video.

Vehículo de trabajo

Probablemente la herramienta más importante para un investigador privado es un vehículo en buenas condiciones de trabajo. Un investigador tiene que viajar con facilidad y rapidez a menudo a las entrevistas, tribunales y otros lugares de investigación. Además, si un investigador privado lleva a cabo principalmente la vigilancia, el vehículo tiene que ser de un color neutro, libre de etiquetas, pegatinas y otros objetos identificables. También debe ser cómodo, ya que el investigador puede realizar sesiones largas de vigilancia en el mismo. Las características opcionales incluyen vidrios polarizados y construido en trípodes de cámara.

Teléfono celular

Al realizar investigaciones fuera de la oficina, un investigador a menudo necesita ponerse en contacto con su oficina, un cliente o un recurso de otro tipo. Por lo tanto, una herramienta fundamental para un investigador privado es un teléfono celular. Como hoy en día los teléfonos móviles se caracterizan por producir fotografías de gran calibre, así como proporcionar una transmisión fácil e instantánea de fotos digitales a los ordenadores y otros dispositivos, algunos investigadores privados dependen en gran medida en sus teléfonos celulares para tomar fotografías de investigación, en lugar de comprar cámaras.

Cámaras

Dependiendo del tipo de trabajo que un investigador privado hace, podría utilizar una o más cámaras. Por ejemplo, un investigador privado que se especializa en las operaciones encubiertas pueden comprar cámaras de “ojal” -que se llevan bajo la ropa, con el objetivo de insertarla a través de un agujero de botón de camisa, o otras cámaras integradas en los sombreros y bolsos. Un investigador que se especializa en investigaciones de infidelidad o de seguros por lo general tiene una variedad de cámaras, incluyendo cámaras de vídeo y de visión nocturna.

Ordenador

Una computadora es una herramienta imprescindible para un investigador privado, ya que Internet ofrece una gran cantidad de opciones de investigación para tareas de investigación como la investigación de antecedentes, localización de personas y control de activos. También existen bases de datos propietarias, es decir, las bases de datos que no están disponibles al público, que se ofrecen basadas ​​en honorarios de búsquedas a investigadores privados, empresas, agencias de bonos de libertad bajo fianza, abogados y otros. Estas bases de datos, tales como IRBsearch y Smasher Skip, acceden a millones de bases de datos públicas y otros recursos.

Sistema de Posicionamiento Global (GPS)

En algunas prácticas de investigación, un investigador privado puede utilizar un dispositivo de sistema de posicionamiento global para el seguimiento de un sujeto. Estos dispositivos pueden ser pasivos, es decir, los datos se graban y descargan más tarde, o en tiempo real, es decir, los datos de localización son inmediatamente visibles. Es imprescindible para un investigador comprender y cumplir con las leyes estatales y federales sobre el uso de un dispositivo GPS para evitar acusaciones de acoso, uso ilegal de escuchas telefónicas o un dispositivo electrónico.

Menores en la red

Cada vez nos mostramos más preocupados por la información que comparten nuestros adolescentes en las redes sociales y en diferentes aplicaciones de mensajería, pero no solemos pararnos a pensar que quizás estos chicos/as están repitiendo el patrón de lo que han visto hacer a sus padres. La identidad digital de gran parte de los menores nace incluso antes que ellos mismos.

En las redes sociales, es habitual ver publicaciones de padres orgullosos e ilusionados que, sin pensarlo, publican la primera ecografía y la comparten con todos sus “followers”, empezando a acumular “likes”. Tras esta primera publicación, le sigue otras sobre su nacimiento, su primer regalo, sus primeros pasos…hasta que el pequeño tiene edad suficiente para opinar al respecto. Cuando esta práctica llega a ser habitual, hablamos de “OVERSHARENTING” (padres que sobre-comparten), es decir, sobreexponen a los/as hijos/as en internet. En este sentido, el pasado mes de septiembre se conoció el primer caso de denuncia por este motivo en Austria: una chica de 18 años denunció a sus padres por publicar en Facebook fotografías suyas a lo largo de toda su infancia.

Según un estudio realizado en Gran Bretaña, las redes sociales en las que más fotografías de menores se publican son Facebook, con un 54 % del total que se publica, Instagram, con un 16%, Twitter, un 12 % y otras como Youtube o Snapchat con un 12 %. En estas redes es donde se va creando una identidad digital del menor que ya queda registrada en Internet desde un primer momento y que, por mucho que la red social se haga privada, una vez que el contenido es digital, puede ser fácilmente distribuido. Incluso cuando usamos a los menores en las fotos de perfil de WhatsApp no se es consciente de que cualquiera que tenga nuestro número de teléfono se la pueden descargar y difundir.

¿Pensamos en los riesgos? Éstos pueden ir desde la inocente vergüenza que puede sentir el menor, sobre todo entre sus 11 y 16 años, al considerar embarazosa o excesivamente personal alguna información que sus padres han compartido en la red, el ciberacoso (hay grupos de Facebook dedicado al “escarnio de bebés feos”) o secuestro digitales (robo de fotografías para hacerlos pasar por hijos/as de otras personas) hasta redes de pedofilia.

Para evitar algunas de estas consecuencias, es importante evitar que se puedan identificar lugares a los que acuden rutinariamente estos menores. Si no pones la dirección de tu domicilio en tu perfil de Facebook, ¿por qué publicas una fotografía de tu hijo/a frente a la puerta de su escuela o club deportivo y vistiendo el uniforme con el escudo del centro?

Deben evitarse también imágenes en las que el menor sale desnudo o en situaciones íntimas (como pueda ser cualquier actividad que se efectúe en el baño), así como imágenes en las que el/la niño/a pueda sentirse ridiculizado y puedan ser motivo de burla entre sus compañeros del colegio. Y sobre todo, siempre, proteger, restringir y controlar la privacidad de la información que colgamos en las redes sociales para que tengan acceso únicamente personas de nuestro entorno más cercano.

Pedagogos recomiendan que realicemos esta actividad de manera consensuada con el menor para que el/la niño/a reciba una educación digital y aprenda a usar estas redes de manera responsable y con respeto, tanto para la información que comparta de su vida, como para las publicaciones que pueda ver de otros niños/as.

El compartir información de menores en la red puede traer problemas y no siempre ser causados por desconocidos. En los últimos años, esta información ha servido para acompañar demandas en las que se decide sobre la custodia de un menor para tratar de obtener ventaja en una sentencia favorable.

Sin alarmismos ni paranoias, pero priorizando siempre la protección del menor y con sentido común, prudencia y conocimiento para evitar situaciones desagradables tanto en la creación de la identidad digital del menor y el buen desarrollo de sus herramientas emocionales como para manejar su reputación en la red, como para evitar casos de cyberbulling o incluso situaciones más graves.

Desde la Asociación de Empresas de Detectives Privados (AEDP) recomendamos a los padres que tengan especial cuidado con las imágenes que comparten sus hijos en las redes sociales, o bien las que ellos mismos comparten. Nunca se sabe que usos se puede dar de las mismas.

El perfil de un estafador

En el Artículo 248, del Código Penal, comete estafa el que, con ánimo de lucro, utilice engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo ha realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.

También lo comete el que, con ánimo de lucro, y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio semejante, consiga la transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de tercero. Así como los que fabriquen, introduzcan, posean o faciliten programas de ordenador específicamente destinados a la comisión de las estafas.

Se considera delito de estafa cuando la cuantía de lo defraudado excede de los 400 euros. Si el valor de lo estafado es inferior a 400 euros estaremos ante una falta de estafa.

Los estafadores estudian a sus víctimas, y buscan a las que pueden ser más vulnerables, así, las víctimas favoritas de los timadores solían ser los turistas, pero en la actualidad estos casos suelen darse en la gente mayor, principalmente, y en segundo lugar los desempleados o personas que tiene más necesidades económicas. Siendo otra de las razones principales del aumento de estos engaños la actual crisis económica.

Muchos sienten vergüenza por haber sido engañados y no solo no denuncian, sino que no le cuentan a nadie lo sucedido, quedando la conducta del timador impune.

Las cifras reales de la comisión de este tipo de delitos son muy difíciles de averiguar, ya que los timados suelen tener bastante miedo o vergüenza a denunciar.

En relación a las estafas por internet, algunas personas mayores tienen problemas para recordar detalles sobre los ataques, o no disponen de suficientes conocimientos para explicar la naturaleza técnica de los mismos.

Los timos tradicionales conviven con los nuevos, por lo que hay que estar siempre alerta.

Además, es muy importante recordar la importancia de formular la denuncia.

A continuación se ofrece un breve resumen del perfil del estafador:

No suele actuar solo, actúan entre dos y tres personas, compinchadas, y la idea es la de obtener dinero en metálico en el acto.

Suelen ser muy educados, con buena presencia, hablan con seguridad y se ganan pronto la confianza de su víctima.

Es gente profesional que se suele especializar en estafas y timos predeterminados, por lo que realizan su trabajo de una forma mecánica y muy convincente.

En gran cantidad de ocasiones son desconocidos de la víctima, y desaparecen de la zona o municipio después de cometer la estafa.

Desde la Asociación de Empresas de Detectives Privados (AEDP) esperamos que esta información pueda resultar útil para evitar intentos de estafa.